Apenas quedan seis meses para que la vida de Franco se apague y todo el país mira al futuro con mezcla de temor y esperanza. Sin embargo, aquella última primavera de la dictadura, Carlos Alcántara sólo tiene una cosa en la cabeza: que el Atlético de Madrid, su Atleti, se proclame campeón del mundo ante el Independiente de Avellaneda.