Belén comparte en el Blog de Españoles en el Mundo el aluvión de experiencias vividas durante el viaje.
Aquí no hay atascos. Hay más montañas que edificios, los osos se pasean por los jardines de las casas, hay más animales que gente y más glaciares que semáforos...
Con su eterna sonrisa y su sombrero de cowboy parece una auténtica americana pero esta valiente mujer es canaria. Hace diez años decidió vender todo lo que tenía para montar en Alaska el primer restaurante español del Estado. Se marchó sólo con su hija que, entonces, tenía 5 añitos. Ahora, las dos están más que integradas en el pueblo alaskense. Con ellas visitamos el espectacular glaciar de Matanuska.
Hace 10 años, su coche dio siete vueltas de campana en las carreteras nevadas del norte del Estado y eso cambió su vida. Decidió dejar España y asentarse en Alaska definitivamente. Con este madrileño nos adentramos en el Parque Nacional Denali, visitamos la verdadera casa de Santa Claus y nos montamos en un trineo tirado por los perros campeones de la Iditarod, la carrera más dura del mundo.
Con Maite nos colamos en una zona restringida del aeropuerto de Anchorage, el quinto más grande en transporte de mercancías. Esta madrileña es piloto, una de las pocas mujeres del mundo que maneja un Boeing 747. Eligió Alaska para acumular horas de vuelo y ya lleva 16 años. Allí se enamoró y se casó con un americano, el hijo del piloto que llevaba a Félix Rodríguez de la Fuente el día del fatídico accidente.
Esta sevillana se enamoró con 20 años de un americano. Ella no hablaba inglés y él no tenía ni idea de español. A los nueve meses, ya se habían casado y estaban viviendo en Estados Unidos. Llevan 41 años juntos. Ellos nos enseñan cómo es la vida en una base militar americana.
Su padre es indígena nativo de Alaska y su madre es de Torrevieja. Grace está orgullosísima de las dos tierras y nos ha mostrado las tradiciones de sus antepasados paternos, el pueblo Aleut. Tiene una familia entrañable que nos ha abierto las puertas de su casa en Anchorage.
Un remolino gaditano, con energía suficiente para iluminar medio Alaska. Trabaja con niños en un centro de capacitación para gimnastas. Cuando llegó hace veinte años, no hablaba inglés. Hoy el acento de esta rockera del sur cautiva a los locales en las fiestas junto al río.