Guillermo no conoce el significado de la palabra vergüenza. Le apasiona la Semana Santa malagueña y desde muy pequeño participa con orgullo en una cofradía. Le gusta el fútbol, baloncesto, toca la bateria y leer. Empezó a cocinar con 8 años mientras observaba a su abuela. Su plato estrella son las albóndigas y reconoce que su asignatura pendiente son los postres. Guillermo es adicto a todas las ediciones de Masterchef y considera un sueño rodearse de otros pequeños amantes de la cocina.