Una granja a las afueras de Múnich, Alemania, cría cerdos pequeños modificados genéticamente con la esperanza de utilizar los órganos de sus descendientes para realizar trasplantes humanos.
La instalación es un laboratorio de investigación molecular y biotecnología, perteneciente a la Universidad de Múnich (LMU), que alberga cerdos de la isla de Auckland. Estos cerdos del sur de Nueva Zelanda han sido elegidos por su pequeño tamaño, porque presentan una anatomía similar a la nuestra y sus corazones son más compatibles con el cuerpo humano.
El científico y presidente de LMU, Eckhard Wolf, investiga trasplantes de animales a humanos, conocidos como xenotrasplantes, desde hace 20 años. “Lo que hacemos es modificar genéticamente a los cerdos donantes para que sus órganos no sean rechazados tras ser trasplantados a humanos. Desactivamos tres genes de cerdo y agregamos, al menos, dos genes humanos”, explica.
En enero de 2022 se llevó a cabo en Maryland (EE.UU.) el primer trasplante de corazón de un cerdo modificado genéticamente en un humano, era un paciente terminal. El hombre evoluciona sin rechazo y continúa en seguimiento médico, ya que, a pesar de la favorable evolución, existen riesgos como infección, rechazo de órganos o presión arterial, que pueden seguir estando presentes, según han indicado sus médicos.
Los xenotrasplantes son una nueva frontera que abre también dilemas éticos. La portavoz de la Asociación de Bienestar Animal de Múnich, Kristina Berchtold, explica que lo encuentran "éticamente muy cuestionable y no justificable porque los animales no deben servir como contenedor de repuestos para los humanos".
Los científicos alemanes de LMU planean criar una nueva especie de cerdo para comenzar con las pruebas de la investigación en el 2025.