Magdeburgo vive días de duelo y confusión tras una tragedia que ha sacudido a la ciudad. Las lágrimas fluyen fácilmente entre sus habitantes, pero también surge la pregunta sobre si se pudo evitar. Kirsten, una residente, reflexiona: "Es muy triste, pero nuestros políticos fueron incapaces de impedirlo, por lo que oigo en los medios", asegura.
El autor del ataque, un individuo de perfil atípico, era musulmán y cercano a la ultraderecha, algo que pudo despistar a los servicios de inteligencia. A pesar de ser muy activo en redes sociales, donde vertía críticas contra la política migratoria alemana y el islam, nadie anticipó sus intenciones. Este doble discurso ha complicado aún más el análisis del caso y las posibles fallas en la prevención.
En cualquier caso, las reacciones políticas no se han hecho esperar. Alice Weidel, líder de la formación de ultraderecha, Alternativa por Alemania, calificó el ataque como “un acto islamista lleno de odio” durante un homenaje a las víctimas. Ignoró, sin embargo, que el homicida despreciaba tanto su propia religión como los valores de la sociedad alemana. Más de cuatro mil personas corearon “¡Deportación!” durante su discurso, un eco que refleja la polarización del país.