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La mayoría de los alemanes son reticentes a dar dinero a Atenas. Pero no todos. Los bancos germanos, que han comprado buena parte de la deuda griega, perderían mucho si Grecia se declara en bancarrota.

Si finalmente las necesidades de dinero de Grecia superan los 120.000 millones de euros en tres años. Expertos y políticos alemanes coinciden en que la bancarrota de Grecia sería peor. La decisión de Berlín sigue siendo decisiva, tanto que Barack Obama llamó ayer a Angela Merkel para hablar de ello.