¿Cuántos secretos se pueden guardar y por cuánto tiempo? ¿A qué riesgos nos aboca el afán de saberlo todo? ¿Cómo manejar los demonios ahora liberados? Imaginemos las posibles respuestas en la voz de un grupo de detectives privados, unidos además por lazos de sangre. Sobre este andamiaje construye Rosa Ribas su nueva novela, "Un asunto demasiado familiar" (Tusquets). En su regreso al género negro, la autora barcelonesa, residente en Alemania, concede el protagonismo a la agencia de Mateo Hernández, quien tiene a su cargo a sus hijos Nora, Marc y Amalia. Lola, esposa y madre, colabora desde fuera con sus exactas intuiciones. El ayudante Ayala se encarga de las labores oscuras. Y de escenario, el popular barrio de Sant Andreu de Barcelona, un territorio de arraigadas relaciones vecinales. Todos se verán sacudidos por la desaparición de Nora, que coincide con el encargo para encontrar al hijo de un constructor de dudosa reputación. En torno a la trama pespuntean turbios pasados, emigración, picaresca, drogas y corrupciones varias. Aquí nos lo cuenta.
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