(Entrevista de Manuel Sollo). La emergente revuelta feminista ha descerrajado también las férreas cancelas que mantenían en el olvido a un buen número de escritoras. El canon literario tradicional ha subestimado, prohibido, mancillado la voz de estas mujeres. Así lo afirma Luna Miguel en su estudio "El coloquio de las perras" (Capitán Swing). Toma el título de la puertorriqueña Rosario Ferré, que analizó la misoginia literaria en los años noventa. No hay intención revanchista, sino justicia, en su reivindicación de una docena de autoras, todas latinoamericanas excepto una española. Que el elogiado "boom" tuvo un feroz arraigo machista lo revelan casos casos los de Elena Garro y Aurora Bernáldez, constreñidas al papel de esposas de. Otras han permanecido en sombra durante décadas, como Agustina González López, fusilada en la Granada de Lorca al inicio de la Guerra Civil, o Alcira Soust Scaffo, la uruguaya que enviaba mensajes a Franco. La reacción femenina, real y virtual, ha trastocado la rigidez de los preceptos anquilosados. La propia Miguel incluye un interludio que declara en vías de extinción al escritor macho.
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