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(Entrevista de Manuel Sollo). Si hay un escritor español inclasificable en el siglo XX, ese es Carlos Edmundo de Ory. Podemos sacudir el árbol de los adjetivos asociados al malditismo y lo atrabiliario y todos se posarían sobre el artista, como las gaviotas sobre la estatua en movimiento que lo recuerda en la gaditana Avenida de Apodaca, donde nació en 1923. De entonces hasta su muerte en París en 2010 le sigue el rastro el profesor José Manuel García Gil en "Prender con keroseno el pasado", biografía que obtuvo el Premio Antonio Domínguez Ortiz, de la Fundación José Manuel Lara. Esta exhaustiva investigación desvela la construcción de una personalidad rebelde y excéntrica, que cruzó a golpe de osadía por la caótica centuria. Y a la vez rescata a un autor genial, vanguardista y muy consciente del poderoso influjo de una obra que siempre quiso perdurable. Creador del Postismo y de aerolitos aforísticos, heterodoxo de poética experimental y compleja, De Ory fue rescatado para la literatura española por Félix Grande en 1970. Luego murió sin ningún reconocimiento oficial. Varias mujeres, la memoria del mar adolescente y el virtuosismo de su lenguaje le acompañaron. Nos lo descubre su biógrafo, también gaditano y poeta.

(Entrevista de Manuel Sollo). ¿Qué misteriosos resortes nos empujan a la locura? ¿Cuánto de genética y cuánto de entorno influye en el desvarío personal? ¿Cómo nos conforma la familia y el espacio en que crecemos? ¿Es posible sobrevivir a la marginalidad del extrarradio, esas zonas de la periferia urbana en que lindan el proletariado y la pobreza? Entre estas preguntas se desarrolla la peripecia de Curro Abad, el protagonista de la nueva novela de Kiko Amat"Antes del huracán" (Anagrama). Dos tramas se alternan. En la actualidad, Curro vive internado en un manicomio de Sant Boi, junto a Plácido, un fiel mayordomo de modales clásicos. En apenas cien metros de distancia transcurre la infancia del personaje, un raro que sobrevive en una familia desestructurada, con aspiraciones de clase media y desprecio por el vecino emigrante, y en un territorio grisáceo, hostil y violento, el de los años 80 del siglo pasado. El autor desaparece del relato, una novedad respecto a su narrativa anterior, y concede todo el protagonismo al devenir de Curro y su delirio, y a un escenario donde cada cual es víctima a su manera. Aquí nos lo cuenta.