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Al menos 1.300 muertos deja ya la escalada de violencia en el oeste de Siria. Muchos son civiles de la minoría alauita. El gobierno de transición asegura que ha retomado el control. Mientras, en Damasco se repiten las protestas a favor de la paz.

Hay dos partes enfrentadas tras estas matanzas: por un lado fuerzas de seguridad y grupos armados afines al gobierno actual, y por otro, los leales al expresidente Al Asad. Tras la condena internacional, el presidente interino promete una investigación. EE.UU. y Rusia acaban de pedir una reunión urgente del Consejo de seguridad de la ONU.

Foto: EFE/EPA/MOHAMAD DABOUL

Crece la tensión en Siria. Más de 560 civiles han sido asesinados desde el jueves por las fuerzas de seguridad y grupos afines al nuevo gobierno, según ONGs. Muchos pertenecían a la minoría alauita, la misma del expresidente Bachar al Asad. El portavoz de defensa del nuevo gobierno, que ha prometido respetar a todas las minorías del país, intenta distanciarse de esas ejecuciones y asegura están tomando posiciones para aplacar a los insurgentes. Todo estalló el jueves, cuando grupos armados leales a la dinastía Al Asad atacaron edificios gubernamentales en Damasco, la capital.

Foto: EFE/Yahya Nemah

Siria vive el peor episodio de violencia desde la caída de Al Asad en diciembre. Los enfrentamientos entre bandas leales al depuesto presidente y las fuerzas de seguridad del gobierno actual han dejado más de 150 muertos. El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, pidió este viernes a los que han participado en nuevos combates en el noreste del país que se abstengan de participar en más actos de violencia que podrían dar lugar a un nuevo conflicto.

La tensión y la venganza tiñen el mes de febrero con La red fantasma. La trama expone cómo un profesor sirio en el exilo forma parte de un grupo secreto que persigue a los dirigentes fugitivos del régimen creado por Al-Asad. Su misión le lleva a Francia tras la pista de su antiguo torturador. A partir de esta premisa, el director Jonathan Millet se sorprende por la fuerza revolucionara que hay en Siria: "Lo increíble es que son personas corrientes. Un abogado, un taxista... Personas que luchan contra la impunidad", ha indicado. Los espectadores podrán disfrutar de La red fantasma el 7 de febrero.

En Siria, las nuevas autoridades continúan con el proceso de transición tras la caída del régimen de Bachar al Asad. A las afueras de Damasco se encuentra el campo de refugiados de Yarmuk, foco de opositores del Gobierno derrocado y donde hoy, estas personas, tratan de recuperar sus vidas en medio de la devastación.

Cada día, desde que acabó la guerra, Oum Kassem, a sus 72 años, recorre las devastadas calles en las que solía vivir. Va en busca de algo que pueda servirle para reconstruir su casa. Puede ser un grifo o un perchero. Sus hijos le han ayudado a levantar un nuevo hogar.

Un equipo de TVE ha entrado en una antigua base militar del régimen sirio que servía como almacén de droga. En ese lugar, ya abandonado, hay todavía cantidades ingentes de distintas sustancias estupefacientes ilegales con las que presumiblemente se financiaba el Gobierno de Al Asad. Entre la droga localizada destaca el "captagón", considerada la cocaína de los pobres, que se distribuía oculta en suelas de zapatos.

En Siria, las nuevas autoridades afirman haber frustrado este sábado un atentado de presuntos miembros del Estado Islámico a las afueras de Damasco. Hay varios detenidos. Al noroeste de la capital, un equipo de RTVE ha estado en uno de los antiguos bastiones del régimen de Al Asad. Allí, organizaciones de derechos humanos denuncian ejecuciones y torturas por parte de las nuevas fuerzas sirias.

En Tartus, en el noroeste del país, bastión de la comunidad alahui y donde ahora viven con miedo a las represalias, el Observatorio sirio de derechos humanos dice que ha habido más de un centenar de ejecutados extrajudicialmente. Sobre todo, en los bastiones de Al Assad donde las nuevas fuerzas sirias están capturando a miembros del régimen anterior y hay denuncias de que algunos han sido torturados y asesinados.

Se cumple un mes de la caída de Bachar al Asad en Siria. Los nuevos dirigentes quieren integrar a las tropas del expresidente y han habilitado varios centros para que entreguen las armas, en los que las colas son interminables. Un equipo de TVE ha estado en uno de ellos. La condición para que puedan volver a la vida civil es que no tengan delitos de sangre. Isaac era comandante de la Fuerza Aérea de Al Asad y asegura que no participó en combates, que se dedicaba al transporte. Ya le han dado su nuevo carnet de civil.

Foto: TVE

Se cumple un mes de la caída del régimen sirio de Bachar Al Asad. El grupo militar islamista Hayat Tahrir Al Sham es quien se ha hecho con el control del país. Un futuro con muchas incógnitas y con Turquía con un rol cada vez más importante, que analizamos con Carmen Rodríguez López, profesora e investigadora del Departamento de Estudios árabes, islámicos y orientales de la Universidad Autónoma de Madrid.

Hobar es uno de los suburbios de Damasco arrasados durante años por el régimen de Al Asad, y en el que prácticamente todas las viviendas han quedado reducidas a escombros. Un mes después de la caída del dictador, este barrio es un ejemplo de la inmensa tarea de reconstrucción que tienen por delante las nuevas autoridades del país. En este proceso de transición, hay que incluir también a los soldados fieles a Bachar al Asad. Al menos, 80.000 soldados han entregado ya sus armas en los llamados "centros de reconciliación". Allí se les da un nuevo documento de identidad y se les garantiza protección y en uno de ellos ha podido entrar un equipo de TVE.

En Siria, el aeropuerto de Damasco ha vuelto este martes a operar vuelos internacionales. Las nuevas autoridades intentan recuperar el pulso del país tras la caída del régimen de Bachar Al Asad. Un equipo de Televisión Española ha regresado allí para comprobar cómo han cambiado las cosas, desde el zoco más grande de Damasco, situado en el casco antiguo de la ciudad.

Los cientos de comercios de esta zona llegaron a cerrar hace ahora un mes, cuando los rebeldes rodearon la capital, provocando, horas después, la caída del régimen. El nuevo Gobierno de transición sigue dando pasos para recomponer la economía y reconstruir el país, y promete que habrá elecciones y una constitución, aunque el proceso será largo.

En la capital siria, Damasco, casi dos semanas después de la caída de Al Asad, decenas de antiguos miembros del ejército del régimen entregan sus armas en los llamados centros de reconciliación. Es un paso necesario para acogerse a la amnistía que han prometido las nuevas autoridades. El principal requisito es no haber participado ni en torturas ni asesinatos. Es una oportunidad para pasar página. Muchos de ellos se integrarán en el nuevo ejército sirio.

Foto: Un centro de reconciliación en Damasco (EFE/EPA/MOHAMMED AL RIFAI)

Las milicias kurdas de Siria, aliadas de Estados Unidos, son una de las grandes beneficiadas de la caída del régimen de Al Asad; fueron claves en la guerra contra el DAESH y vigilan los campamentos en los que están detenidos muchos milicianos yihadistas. Controlan el 30% del territorio en el noreste del país y para el presidente Erdogan son una amenaza porque apoyan a los kurdos turcos, a los que considera terroristas.

IMAGEN: EFE/EPA/ATEF SAFADI

En medio de las tumbas de piedra hay una zona de 20 metros sin inscripciones y sin nombres. En el cementerio de la pequeña localidad de Qutayfah, a 40 km de Damasco, solo unos palos marcan la sepultura de más de 100 de cuerpos. Nadie sabe quiénes son.

Sheigh Abdul, el encargado del cementerio, cuenta a TVE que se trata de una fosa común y que fue él mismo quien los enterró. Asegura que fue obligado a hacerlo por los militares del régimen de Bachar al Asad y dice que algunos de los hombres estaban desnudos y presentaban signos de tortura. "Los hombres de Al Asad trajeron los cuerpos de noche e hicieron un agujero. No querían testigos. Solo estaba yo. Tuve que enterrar a unos 60", recuerda.

La enviada especial a Siria, Laura Alonso, ha entrado en el campo de refugiados de Yarmouk, en Damasco. Allí ha hablado con personas que viven sin luz ni agua, con cargas familiares y que muestran sus casas, completamente calcinadas por dentro. "Ser afortunado en Yarmouk significa tener cuatro paredes, porque la mayoría de edificios solo conservan el esqueleto", nos cuenta Laura. Son muy pocos los que se han decidido a volver a Yarmouk, un campamento palestino azotado por los enfrentamientos entre las milicias y reducido a escombros por la aviación rusa y siria.

"En la España vacía escuché juré a un arriero: "Ojalá te veas como las bombillas, con las tripas ardiendo y el cuello retorcido". Maldecir no está bien, pero algunas maldiciones son expresión artística. Quien solo conociera a Bachar Al Asad por los retratos oficiales, podría confundirlo por el comisionado de Unicef en Siria. Apuntaba maneras pero ahora estamos descubriendo los rincones más lóbregos de su perversidad". Conocemos la 'cara B' de la semana con Juan Carlos Soriano.

Los colegios de primaria y secundaria y las universidades han reanudado este domingo sus clases en todas las provincias, tras haber permanecido cerrados en la última semana. La enviada especial de RNE a la zona, Laura Alonso, ha visitado una facultad. Los estudiantes dicen que están preocupados pero felices, sobre todo porque ya no está el aparato estudiantil, el órgano del régimen que les presionaba y "que no les representaba", dice un estudiante de filología inglesa. "Es un giro de 180 grados. Afortunadamente, supuestamente, ya somos libres para vivir la mejor vida posible" dice otro. El decano, el mismo que estaba al frente de la facultad con el régimen, habla de "nueva etapa" y tacha de "interesadas" las acusaciones al nuevo gobierno de Al Golani: "Siria es para el todo el pueblo".