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La oleada de bombardeos rusos de la madrugada sobre varias ciudades ucranianas alejadas del frente ha causado más de una docena de muertos. Los profesionales de emergencias siguen trabajando en la búsqueda de supervivientes, por lo que la cifra puede aumentar, dado que aún hay gente atrapada bajo los escombros.

La capital ucraniana, Kiev, también ha sido alcanzada por varios misiles, así como otras localidades, como Dnipró, donde un proyectil ha matado a una madre y su hijo.

Los militares ucranianos aseguran que han derribado 21 de los 23 misiles de crucero lanzados por Rusia. Los bombardeos masivos se habían reducido en los últimos meses porque, según apuntan los expertos, el Kremlin estaría agotando su arsenal de misiles de largo alcance.

Al menos 12 personas han muerto en el último ataque ruso con misiles y drones contra infraestructuras ucranianas, el mayor de los últimos dos meses, según datos facilitados por las autoridades locales.

Diez personas, entre ellas dos niños, han muerto de madrugada en la ciudad de Umán, en la región de Cherkasi (centro del país), y otras dos han perdido la vida en Dnipropetrovsk, capital de la región del mismo nombre, situada junto al río Dniéper (este) y cuarta ciudad de Ucrania por población.

La capital ucraniana, Kiev, también ha sido alcanzada por varios misiles, así como otras localidades, sin que se haya informado de víctimas mortales.

Zelenski ha pedido una "respuesta justa" de la comunidad internacional. 

Foto: Edificio dañado por misiles rusos en Umán, en la región de Cherkasi, este viernes SERVICIO DE PRENSA DE LOS SERVICIOS ESTATALES DE EMERGENCIA, VÍA REUTERS

En Sudán, ya son 512 los muertos por los combates entre Ejército y los paramilitares de las FAR. Los bandos se acusan mutuamente de violar el alto el fuego que, en teoría, sigue vigente hasta mañana por la noche. La OMS advierte de que se avecina un desastre humanitario. No sólo por los combates; también por la falta de agua y de comida.

Foto: Rapid Support Forces (RSF) / AFP

A la base miitar de Torrejón de Ardoz (Madrid) ha llegado un Airbus 330 con 72 personas evacuadas de Sudán. Una de ellas era el padre José Javier Parladé, misionero comboniano que llevaba 52 años en el país africano. Aunque confiesa que al principio no tenía intención de regresar, finalmente accedió. Uno de los hechos determinantes fue la caída de una bomba en la sacristía. "Estos últimos días los hemos vivido con bastante miedo, porque estábamos en medio del ataque", cuenta. Con todo, asegura que su intención es volver cuando los enfrentamientos terminen. "Es una de las cosas más dolorosas que pueden suceder", lamenta.

TVE ha podido hablar con uno de los 34 españoles que han sido evacuados este domingo de Sudán, el padre Jose Javier, un misionero comboniano que ha estado trabajando en el país las últimas décadas. "Empezó un ruido tremendo de bombazos y fusilamiento y cosas y comprendimos que algo anormal estaba sucediendo". Así es como recuerda el primer día del conflicto el padre Jose Javier.

FOTO: EFE/MINISTERIO DE DEFENSA