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La estrecha alianza de Rusia con Corea del Norte exhibida esta semana con el viaje de Vladímir Putin a Pionyang, inquieta a Occidente en plena guerra en Ucrania. Según el catedrático de Relaciones Internacionales de la universidad King's College London, Ramón Pacheco, el presidente ruso puede buscar el desvío de la atención del conflicto en Ucrania con este acercamiento. Corea del Norte es, además, el principal proveedor balístico de Moscú.

FOTO: AP VÍA KREMLIN / GABRIIL GRIGOROV

La visita del presidente ruso, Vladímir Putin, a su homólogo norcoreano, Kim Jong-un, muestra la gran sintonía que ambos mandatarios poseen, así como las sólidas relaciones de sus países. Con regalos de lujo y cena de élite, ambos brindaron por su unión diplomática. Dos países aislados internacionalmente por Occidente buscan alianzas complejas, con movimientos políticos que buscan que Putin saque pecho y obtenga los apoyos militares necesarios para sustentar el conflicto en Ucrania.

Hasta 24 años han pasado desde la última visita del presidente ruso, Vladímir Putin, a Corea del Norte. Su llegada ha supuesto un fastuoso despliegue para dar la bienvenida al "mejor amigo" del líder norcoreano Kim Jong-un. Una visita histórica que queda sellada con una alianza entre dos países considerados "rivales" de Occidente. El acuerdo de asociación estratégica incluye la intervención de las dos potencias nucleares en caso de que sean atacadas, lo que refuerza la cooperación tanto política como militar entre ambos países.

Corea del Norte y Rusia han firmado el Acuerdo Integral de Asociación Estratégica que sustituirá a los tratados diplomáticos firmados entre Moscú y Pionyang en 1961, 2000 y 2001. Hablamos con Javier Gil, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.

El presidente ruso, Vladímir Putin, visita Corea del Norte por primera vez desde que asumió la presidencia en el año 2000 para estrechar los lazos de cooperación con ambos países y firmar un acuerdo de seguridad integral. Según ha señalado el mandatario, dicho acuerdo "no va contra nadie", algo que tanto Estados Unidos como sus aliados ponen en duda después de que el régimen de Kim Jong-un haya enviado contenedores con armamento a Moscú a cambio de obtener tecnología rusa para sus satélites espía.

Desde Corea del Sur, globos aerostáticos se elevan para transportar mensajes a Corea del Norte. En su interior poseen dispensadores con un temporizador para lanzar folletos ante la población norcoreana, y con capacidad para penetrar hasta 300 km en el interior del país. Cada uno cuenta con un dispositivo GPS con el objetivo último de llegar hasta la capital, Pionyang. El régimen de Kim Yong Un ha reaccionado enviando a su contraparte globos cargados de basura, en una guerra propagandística que no deja de elevar las tensiones en la península de Corea.

Corea del Norte ha enviado este domingo centenares de globos llenos de basura a Corea del Sur. Estos globos, que vuelan cruzando la frontera, transportan bolsas de basura conteniendo papeles, plásticos, colillas y excrementos, que los soldados surcoreanos recogen y analizan una vez que caen a tierra. Desde que comenzó esta campaña el pasado martes, el régimen norcoreano ha lanzado unos 900 globos basura. Un método de provocación que ha condenado el gobierno surcoreano. Los globos han llegado incluso a Seúl y las autoridades han pedido a la población que no toque los residuos. El régimen de Pyongyang dice que el envío de estos globos es la respuesta a los que se envían desde el sur con propaganda contra el líder norcoreano.

FOTO: YNA/dpa