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El Ibex-35 ha cerrado con una caída del 2,53%, en la que ha sido su peor semana desde noviembre de 2010. El selectivo se ha dejado en las últimas cinco sesiones un 5,28% y ha perdido la cota de los 10.000 puntos hasta situarse en los 9.938. La Bolsa española, al igual que el resto de mercados europeos, se ha visto arrastrada por las especulaciones acerca de una posible falta de capital en la banca italiana y por el incremento de la tasa de desempleo de EE.UU. Además, la prima de riesgo ha cerrado en el entorno de los 285 puntos básicos. El selectivo español, que ha perdido casi todo lo ganado la semana pasada, se ha quedado al borde de entrar en pérdidas anuales. En número rojos, y liderando las pérdidas, el Banco Sabadell (4,77%), CaixaBank (4,41%), Santander (4,03%), Banco Popular (3,94%) y BBVA (3,88%). En cuanto a los otros grandes valores del parqué, Telefónica se ha dejado el 2,54%; Repsol, el 2,94%; e Iberdrola, el 2,34%.

La escasez de crédito obliga a los emprendedores a buscar formas alternativas de financiación. Cada vez es más frecuente que acudan a los inversores privados, conocidos con el nombre de "Bussines Angel's", ángeles de los negocios, que están especializados en apoyar iniciativas empresariales innovadoras.

En España hay 1.800 inversores privados que arriesgan su dinero en proyectos empresariales innovadores. En el último año se han invertido 13 millones de euros así.

En Bruselas siguen con la mirada puesta en las agencias de calificación. Después de las criticas que el miércoles pasado hizo Durao Barroso a la decisión de Moody's sobre Portugal, este jueves varios eurodiputados han reclamado al gobierno comunitario que tome la iniciativa y que cree una agencia de calificación europea.

En Europa ya nadie defiende a las tres grandes agencias de 'rating' -Moody's, Fitch y S&P-. Pero la gran contradicción es que las mismas instituciones que las critican, como la Unión Europea o el Banco Central Europeo, exigen sus calificaciones a la hora de toma determinadas decisiones.

La Unión Europea se encuentra en una encrucijada: regular definitivamente las agencias de calificación o seguir como hasta ahora, amagando pero negociando a hurtadillas con ellas para obtener un juicio menos severo en situaciones como la participación de los acreedores privados en el segundo rescate a Grecia.

El Tesoro Público ha colocado 2.996,65 millones de euros en bonos a tres y cinco años, el máximo previsto, pero a tipos más altos, en una jornada marcada por las dudas sobre las deudas de los países periféricos después de que Moody's colocara el rating de Portugal en bono basura. Pese al repunte en el interés que España ha tenido que ofrecer para colocar su emisión, el Tesoro mantiene el tipo ante el empeoramiento de la crisis de la deuda soberana europea, tal y como prueba el elevado ratio de cobertura, que es la proporción entre la demanda y el importe adjudicado. Estos 3.000 millones cumplen ampliamente el objetivo inicial de la emisión, que oscilaba entre 2.000 y 3.000 millones de euros, al tiempo que la demanda, 7.712 millones de euros, ha superado en más de dos veces el importe finalmente adjudicado.