La misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) ya está en camino para estudiar lo que para los científicos sigue siendo un misterio: la corona solar, es decir, la parte externa del Sol. Para apreciarla se requiere un eclipse total, un fenómeno atípico que han decidido crearlo de forma artificial. Para hacerlo, se van a encargar los dos satélites de esta misión. "Uno de ellos que es el ocultador, que tiene un disco de 1,4 m de diámetro que lo que hará es posicionarse alineado con el sol para ocultar lo que es la parte brillante del sol", ha indicado la ingeniera de sistemas de la misión, Esther Bastida. A 150 metros estará el segundo que podrá observar la corona gracias al satélite ocultador.
Conseguir esta coordinación milimétrica es algo totalmente novedoso. Con los datos obtenidos, los científicos podrán saber más sobre el clima espacial o por qué la corona está más caliente que el propio sol.