Las elecciones legislativas en Estados Unidos nos dejan algunos hitos que hacen historia en el país. Como, por ejemplo, la del primer gobernador negro de Maryland, Wes Moore, un demócrata que, además, ha vencido a uno de los candidatos respaldados por Trump.
También a un candidato de Trump ha derrotado en Massachusetts la demócrata Maura Healy, que se convierte en la primera gobernadora abiertamente homosexual. Y en Florida hace historia Maxwell Alejandro Frost, con solo 25 años, es el primer congresista de la generación Z.
El partido de Biden llegaba a las elecciones legislativas con todo en contra. La inflación por las nubes, su popularidad por los suelos y la historia posicionándoles como la formación perdedora. Le ocurrió a Trump en 2018, a Obama en 2010, a Clinton en 1994. Todos ellos perdieron decenas de escaños en estas elecciones de medio mandato.
Los republicanos prometían en la noche electoral que cuando los votantes despertaran, tendrían la mayoría en la Cámara. Sin embargo, los estadounidenses se han levantado con el recuento ajustado y el país dividido.
Florida se ha teñido de rojo, el color de los republicanos, y se consolida como bastión de los conservadores. Ron DeSantis, ha sido reelegido gobernador con una contundente victoria frente al demócrata Charlie Christ, y allana el camino hacia una posible carrera presidencial, aunque antes tendría que enfrentarse al mismísimo Donald Trump en primarias.
Los republicanos se mostraban anoche confiados. En el Senado, los demócratas han logrado mantener vivas las esperanzas de no perderlo con un triunfo clave: John Fetterman será senador por Pensilvania.
Más claros están los triunfos entre los gobernadores. Los demócratas afianzan el cinturón industrial del país: Wisconsin, Michigan, Pensilvania. Una pista sobre las opciones de Biden de repetir la hazaña que le abrió la Casa Blanca en 2020.
Su partido también se apoderó del gobierno de Massachussets y Maryland. En el lado republicano, afianzaron sus bastiones en Texas y Florida.
La polémica de la noche partió en el condado donde vive el 60% del electorado de Arizona, en Maricopa. En un cuarto de los colegios electorales las máquinas de votación se estropearon, pero los responsables electorales aseguraron que esos votos se contarían manualmente.
Trump hablaba de fraude en su red social. Horas después se atribuía la victoria de los candidatos que él colocó en la carrera: "Si los republicanos ganan el mérito es mío, si pierden no es mi culpa"
Las elecciones legislativas de mitad de mandato en Estados Unidos les han ido mejor a los demócratas de lo que preveían las encuestas. No ha habido una "ola" republicana en contra del preidente, Joe Biden, aunque sí parece probable, a esta hora, que dominen la Cámara de Representantes.
El Senado sigue en el aire, y si los demócratas conservan el empate en este cámara o incluso si ganan la mayoría, Biden podrá al menos sacar adelante sus nombramientos.
El resultado final va a condicionar la labor legislativa de la administración Biden y podría dejar en dique seco sus últimas iniciativas, como la ley para controlar la inflación o la protección federal del derecho al aborto.
El Congreso de los Estados Unidos es la sede de la soberanía nacional del país, el símbolo de la democracia de Estados Unidos, que desde el principio se propuso que el presidente no reprodujera el poder de un rey. El poder se lo dieron al Congreso, de ahí la importancia de estas elecciones.
La Cámara de Representantes se renueva cada 2 años y se elige proporcionalmente al número de electores en cada uno de los 50 estados.
El Senado no es proporcional. Todos los estados tienen 2 senadores con un mandato de 6 años y no se renueva todo a la vez, sino un tercio cada 2 años.
Con el tiempo el presidente ha ido asumiendo más poder, pero, aún así, este es de los legislativos más poderosos del mundo.
Tiene el poder exclusivo de legislar. El Gobierno no puede redactar proyectos de ley, se lo tiene que pedir al Congreso. Del Congreso dependen los presupuestos para aplicar las leyes, aprobar o rechazar los nombramientos del presidente, puede investigar y destituir al mandatario y tiene el poder exclusivo de declarar la guerra.
En Georgia, los demócratas defienden el derecho al aborto, la sanidad y la democracia, mientras que en Arizona, los republicanos hablan de la inflación y el muro de la frontera.
Parecen mundos distintos. Para los republicanos, Estados Unidos significa libertad religiosa y para llevar armas. Para los demócratas su país es diversidad.
La polarización es una herida abierta en esta campaña. Los seguidores de Donald Trump aseguran que en 2020 les robaron las elecciones y los demócratas creen que esas acusaciones están poniendo a la democracia en peligro.