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Tras atender a 4.000 pacientes para descongestionar la crisis sanitaria del coronavirus, el hospital de campaña de IFEMA ha echado el cierre tras permanecer abierto 38 días, desde el pasado 21 de marzo. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, han visitado las instalaciones entre aplausos y gritos de los sanitarios en defensa de la Sanidad Pública.

Tras cerrar en una primera fase de repliegue el pabellón 7, ahora toca el turno del 9 que ha acogido a los últimos pacientes derivados para su cuidado. No obstante, otras facetas del recinto seguirán activas como su centro logístico, que reparte material sanitario a hospitales y centros residenciales.

Cuando Díaz Ayuso ha aplaudido el grito del principal grupo de sanitarios que cantaba "¡queremos los test!", ha sido contestada en parte con un "¡no nos representas!". La notable acumulación de sanitarios y representación política en el pasillo central de IFEMA ha llevado a pedir reiteradamente que se guardará una distancia mínima sin éxito.

El director del Centro de Coordinación de Emergencias de Sanidad, Fernando Simón, ha asegurado que es compatible que los padres salgan a hacer deporte por la mañana y que luego por la tarde salgan con los niños a pasear. "Si una persona sale a hacer deporte por la mañana y luego es el padre que va a dar un paseo con el niño, entiendo que no tiene que haber incompatibilidad entre ambas", ha señalado | Coronavirus: última hora en directo

En las últimas 24 horas, 57 personas han ingresado en unidades de cuidados intensivos, la mitad de los enfermos en Madrid y Cataluña. A pesar de que las cifras siguen siendo muy preocupantes, la situación es mejor que hace un mes. [Coronavirus: última hora en directo]

El hospital madrileño de Torrejón fue el primero que tuvo infectados en la UCI. Sus 16 camas de críticos no fueron suficientes en el peor momento. Mientras, el de la Princesa, que pasó su momento más crítico en la última semana de marzo, se reinventó y convirtió el área de reanimación en una UCI. Los trabajadores de estos centros han trabajado bajo presión, a la que se añadía el miedo a contagiarse. Ahora, que la intensidad ha bajado, siguen por encima de su capacidad y temen que haya un rebrote.