Quitarse la mascarilla es algo que muchos esperan con ilusión, pero también puede generar ansiedad en algunas personas. En unos casos porque tienen miedo y en otros por complejos que, hasta ahora, quedaban ocultos bajo la mascarilla. Es lo que se conoce como el síndrome de la cara vacía.
Este miércoles, las mascarillas dejarán de ser obligatorias en interiores. El Consejo de Ministros lo aprobará en la víspera y detallará las excepciones. Muchos no tienen claro si seguir usándolas o no y se preguntan qué tendrán que hacer en sus empresas, que pueden obligar a seguir llevándolas. De momento, algunas farmacias ya notan que están vendiendo menos.
En China, la política de tolerancia cero contra la Covid se está encontrando con la resistencia de los vecinos de Shanghai. Llevan casi tres semanas de confinamiento estricto. La población se rebela porque sacan a gente de casa por la fuerza, separan familias, y empiezan a faltar productos. Desde enero no cuentan fallecidos oficiales.
FOTO: Trabajadores sanitarios protegidos con trajes de aislamiento caminan por una calle desierta de Shanghái, China. REUTERS/Aly Song
En China, pese al estricto confinamiento, Shanghái registra 20.000 nuevos casos de coronavirus, la mayoría asintomáticos. Los ciudadanos protestan por el desabastecimiento y la falta de suministros. Este sábado también comienza un confinamiento en la zona económica de Henan. Cierres que afectan ya a muchas multinacionales.
FOTO: Un sanitario realiza una prueba de COVID a un hombre en un distrito confinado de Shanghái, en China. EFE/EPA/ALEX PLAVEVSK.
Eduardo Lozano ingresó en el hospital por COVID-19 en marzo de 2020, estuvo dos meses en coma y, a día de hoy, todavía vive allí. Las secuelas de la enfermedad le impedirán volver a trabajar. Ya tiene la incapacidad laboral permanente y reconoce que no sabe que hará cuando salga.
El 20 de abril la mascarilla dejará de ser obligatoria en interiores, excepto en centros sanitarios, sociosanitarios y medios de transporte. La medida, que aprobará el Consejo de Ministros, tiene letra pequeña. Hemos hablado con especialistas para que nos aclaren dudas muy concretas. ¿Qué ocurre si los servicios de prevención de la empresa deciden que hay que llevarla?, ¿qué pasa si hay personas de riesgo dentro de una clase?
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha anunciado este miércoles que, salvo en algunas excpeciones, la mascarilla dejará de ser obligatoria en espacios interior a partir del 20 de abril. En el informativo 24 horas, Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, ha calificado la medida de precipitada y ha afirmado que "lo recomendable sería mantener la mascarilla en cualquier sitio donde pueda haber un nivel de hacinamiento". Para Caylà, la incidencia es aún demasiado alta: "Es la más baja de la sexta ola epidémica, pero sigue siendo más elevada que cuando empezaba esta onda en octubre". También pone el foco en la mortalidad: "En la última semana, cada día había un promedio de más de 20 muertes". Vaticina que la mascarilla nos servirá en el futuro, "en invierno, cuando haya gripe u otro brote de COVID-19". Con todo, iniste en que la medida que más preocupa es la eliminación de las cuarentenas para positivos leves y asintomáticos: "Realmente transmiten mucho". Por ello, recomienda el aislamiento y priorizar el teletrabajo:"Para las empresas puede ser un problema admiitr a personas que estén infectadas y puedan contagiar".
En las últimas semanas, se ha detectado un aumento de los casos de gripe. Es una incidencia más alta de lo habitual en los meses de marzo y abril, aunque los expertos creen que los contagios se han estabilizado y empezarán a bajar en las próximas tres semanas.