(Entrevista de Manuel Sollo). Su original mirada sobre la literatura y la actualidad le ha granjeado un aura de corrosivo y provocador. Desde luego, sus columnas no se ciñen al patrón de lo políticamente correcto ni portan el estandarte del buen rollo, sección postureo. Como para dar fe, Alberto Olmos ha reunido sus artículos en el volumen “Cuando el Vips era la mejor librería de la ciudad” (Círculo de Tiza). Los ha publicado en El Confidencial entre 2015 y principios de 2020, bajo el título genérico de Mala fama. Añade un epílogo, ¿Qué es escribir bien?, que apareció en la revista digital Zenda Libros. A golpe de tecla, desacraliza la cultura, sobre todo la literaria, y su mundillo de amistades y prebendas, señala la superchería de las modas y las dependencias ideológicas, y reclama la necesidad de expresarse bien y leer mejor. Más polémicas aún suscitan sus dardos críticos sobre cuestiones sociales y políticas, su lupa sobre una izquierda que, entiende Olmos, ya no es lo que era, sus alertas sobre la persecución del disidente, sus reparos sobre ciertas posiciones feministas y ecologistas. Todo labrado por un autor, segoviano del 75, que vive atareado en la crianza de sus dos hijos y que sólo quiere para sus libros que no molesten.
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