Uno de los mayores placeres que nos ofrecen las ciudades es el acertijo encerrado en los nombres de sus calles. Construyen una historia itinerante y viva que se alza ante nosotros a la vuelta de cada esquina. Una historia que nos dice que las mujeres no importan porque, en nuestros laberintos urbanos se cuentan con los dedos de una mano las calles mujer, y son legión las calles hombre. Los quintos encuentros de mujeres creadoras de Artetas, en la casa de cultura Fray Diego de Estella, han dado un golpe en la mesa, y los nombres de la ciudad del Ega han saltado por los aires. El resultado, un tesoro.
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