Timothy Geithner centraba esta mañana todas las miradas a su llegada a la reunión de Breslavia. No en vano es completamente excepcional que el secretario del Tesoro de Estados Unidos participe en una reunión de ministros de Finanzas de la zona euro. A Geithner le hemos visto haciendo un aparte, momentos antes del inicio del encuentro, con Elena Salgado. La vicepresidenta ya había dejado claro a su llegada que, ahora mismo, el foco no está puesto sobre nuestro país. Estados Unidos quiere que Europa afronte con más decisión la crisis de la deuda soberana y los países de la moneda única tratan de acelerar la nueva ayuda a Grecia. "Debemos analizar el desarrollo de los acuerdos alcanzados y el grado de cumplimiento por parte de Grecia de sus compromisos de ajuste", decía el ministro belga de Finanzas.
El alemán Schauble volvía a rechazar los eurobonos y el griego Venizelos insistía en la urgencia de la ayuda: su país está pendiente de recibir 8.000 millones de euros en los próximos días para evitar la suspensión de pagos y de la ratificación de un segundo rescate de 160.000 millones. Los avales que exige Finlandia no son sino otra piedra en el zapato.