Ramón Jáuregui, ex vicelehendakari del Gobierno vasco y ex ministro de Presidencia, ha recordado en Las mañanas de RNE los últimos años de ETA. "La última década, la del final, fue más soportable que los años más duros. Con todas las angustias y peripecias que produjo el final, fue tan extraordinario, limpio y rotundo, que me parece que toda nuestra vida ha merecido la pena por esta victoria." Sobre el futuro de los jóvenes, que desconocen lo ocurrido, pone el foco en las víctimas. "El elemento nuclear de la memoria son las víctimas. Es imposible que nadie pueda distorsionar el relato de la verdad. La fuerza de los hechos es muy contundente y hay miles de personas que sufrimos la represión. Me parece importante combatir la subcultura de la violencia y su legitimación. Realmente falta reconocer que la lucha armada nunca fue necesaria, que su error fue combatir a sangre y fuego la democracia."
Cree que la propuesta de ilegalizar partidos vinculados a ETA fue un acierto. "La propuesta de ilegalizarlos y de perseguir judicialmente todo su espacio social fue un acierto. Pero al mismo tiempo, el final de la violencia fue una victoria de la democracia y no hubo ninguna concesión política." Y hace incapié en esa victoria. "El final de la violencia no ha aportado ninguna concesión. Fue una derrota total, social, política y policial de la banda. Si uno lo compara con otros procesos de final de violencia en otros lugares, Irlanda, Colombia... en ningún caso la victoria de la democracia ha sido tan limpia. Los presos siguen en la cárcel, 10 años después. El relato de la historia trágica que hemos vivido lo están construyendo las víctimas. El error que cometen algunos es conceder a ETA un triunfo que jamás obtuvo."