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Una caldera ha explotado este lunes en la central nuclear de Marcoule, en el departamento de Gard, al sureste de Francia (a unos 35km de Avignon), según informa la agencia francesa AFP. Al menos una persona ha muerto y tres han resultado heridas.

El siniestro podría entrañar el riesgo de una fuga radioactiva, por lo que se ha establecido un perímetro de seguridad, aunque la Policía gala informa que no se detecta contaminación por el momento. En el lugar se encuentran los bomberos y personal de la prefectura.

El incidente ha tenido lugar en el centro de la sociedad Centraco Socodei, una filial de EDF, según un portavoz de la Comisión de Energía Atómica (CEA). Se trata de una central donde se acumulan desechos y combustible de uranio y plutonio. Se trata de un centro experimental histórico de la industria nuclear francesa, abierto en 1956, y donde se elaboró el primer combustible para los cohetes nucleares franceses, según el corresponsal de RNE, Luis Miguel Úbeda.

El primer ministro británico, David Cameron, ha insistido este lunes en Moscú en que su país no obviará las diferencias que tiene con Rusia en relación al "caso Litvinenko". "Nuestra postura es sencilla y de principios: cuando se comete un crimen es asunto de un tribunal", ha señalado Cameron en una ponencia ante los estudiantes de la Facultad de Relaciones Internacionales de Moscú, citado por las agencias rusas.

Una medida de urgencia que exhibe ante Europa un esfuerzo por asumir el plan de rescate, después de un fin de semana de especulaciones. La reacción a los ajustes griegos. Pero el próximo reto es el 29 de septiembre. Para Atenas hay 160 mil millones, un segundo tramo de ayuda. Dependen, sobre todo, de la aprobación germana. Merkel quiere ampliar el rescate... cuenta con el sí de la oposición socialdemócrata. Una postura europeísta, la de la canciller, que podría costarle algunos apoyos en su propio partido.

El eurocomisario de Energía, el alemán Günther Oettinger, ha propuesto una cesión temporal de soberanía presupuestaria por parte de Grecia y enviar a Atenas a funcionarios de la Unión Europea para acelerar las reformas.

"Podrían trabajar sin hacer caso a las resistencias y acabar con los derroches. Quien reclama solidaridad de los demás estados debe estar dispuesto a ceder parte de sus responsabilidades por un tiempo", ha declarado Oettinger al rotativo germano Bild. Los planes de recorte griegos han sido muy contestados en la calle por sindicatos y colectivos sociales, que han protagonizado varias huelgas.

Las declaraciones se producen cuando este viernes termina el plazo para que los acreedores privados, bancos, aseguradoras y planes de pensiones, canjeen sus bonos de deuda griega por otros a más largo plazo.

La medida, exigida por la canciller alemana, Ángela Merkel, para dar el visto bueno al segundo rescate a Grecia, quiere conseguir en torno a 50.000 millones de euros que sumados a los 109.000 millones de la UE y el FMI forman el montante global de la nueva ayuda a Atenas.

El gobierno de Papandreu ya dijo hace dos semanas que solo aceptará este canje voluntario si participan en él al menos el 90% de los acreedores.