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  • En diez años la mitad de los países latinoamericanos han dejado de tener presidentes de izquierdas
  • Brasil se suma a los gobiernos conservadores y liberales tras las victorias de la derecha en Colombia, Chile o Perú

Ganadas las elecciones de Brasil, Jair Bolsonaro tiene dos objetivos. El ultraconservador pretende eliminar la corrupción que invade la principal economía de Sudamérica y crear un Gobierno de la unidad. Son algunas de las ideas que ha dejado caer durante su primera entrevista como presidente electo. El presidente electo quiere nombrar como ministro de Justicia al juez que envió a la cárcel a Lula Da Silva.

Comenzamos en Brasil donde el ultraderechista Jair Bolsonaro ha sido elegido este domingo presidente del país en segunda vuelta con más del 55 % de los votos, frente al candidato del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad, con un 44 %. El presidente electo se ha comprometido a "defender la Constitución, la democracia y la libertad". Lo cuenta el enviado especial de RNE, Santiago Barnuevo.

Repasamos otras noticias de la actualidad siguiendo la caravana de migrantes centroamericanos que desde hace unas semanas avanza hasta EE. UU. y en la campaña "Lucha de gigantes", de Acción contra el Hambre.

 Nos detenemos también en un informe del Centro de Seguridad Vial de Buenos Aires, en el que se recoge que un 40 % de los peatones mira al móvil al cruzar la calle, lo que provoca numerosos accidentes.

Durante su primera comparecencia, y salvo por la presencia de su esposa y de la intérprete en lengua de signos, el resto de la comitiva que le acompañaba estaba formada por hombres. Entre ellos un militar y un senador que es pastor evangélico. Los que se barajan como principales figuras del Ejecutivo son todos hombres. 

Junto con el vicepresidente, el general del Ejército Hamilton Morao, destaca Pablo Guedes para dirigir la economía con una agenda de privatizaciones generalizadas. 

Algunas de las propuestas son la reducción de la edad penal de los 18 a los 16 años, cambiar el sistema de pensiones o aumentar la superficie cultivable de la Amazonia. También modificar legalmente las restricciones para portar armas o permitir a las Fuerzas Armadas luchar contra el crimen organizado. 

El descrédito de los partidos políticos tradicionales, embarrados en la corrupción; el aumento de la criminalidad; la débil recuperación económica y la ola anti-PT. Estos son los factores que han acabado llenando las urnas de Brasil de votos para Jair Bolsonaro, vencedor de las eleccione presidenciales

Después de casi tres décadas en la política, Bolsonaro ha cosechado apoyos entre los votantes tradicionales de izquierda y derecha, como demuestra que haya obtenido el 55% de los votos, más de 57,6 millones, una cifra solo superada por Lula da Silva en 2006. Son casi 11 millones más que lo obtenido por Fernando Haddad.

Brasileños de distintos ámbitos, sobre todo de la clase media, aplauden su promesa de que le hará la vida miserable a las bandas armadas que han convertido a muchos ciudadanos en prisioneros en sus propios hogares. Muchos esperan también que cumpla su promesa de flexibilizar las leyes de tenencia de armas.

El candidato del Partido Social Liberal, Jair Bolsonaro, será el nuevo presidente de Brasil. Ha vencido en la segunda vuelta de las elecciones con más del 55% de los votos, aventajando a su rival, el líder del partido de los Trabajadores, Fernando Haddad, por más de 10 puntos. Un resultado que ha respondido a lo que pronosticaban la mayoría de las encuestas. Bolsonaro tomará posesión de su cargo el próximo mes de enero.

Estas elecciones en Brasil se han caracterizado por un clima de polarización entre Haddad, sucesor del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en la disputa electoral, y Bolsonaro, quien fue acuchillado durante un mitin en septiembre. Según las últimas encuestas, difundidas este sábado, Bolsonaro tiene una clara ventaja y sería elegido presidente con un apoyo que oscilaría entre el 54% y el 56,8%.

El próximo presidente de Brasil tendrá una ingente tarea a partir del 1 de enero cuando tome posesión del cargo. Con la economía estancada, el desempleo alcanza a 13 millones de personas. El paro, la corrupcion y la violencia son las principales preocupaciones de los brasileños.