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Miles de turistas que viajan por primera vez a París se están quedando sin subir a la Torre Eiffel. Sus trabajadores están en huelga, denuncian la mala gestión del Ayuntamiento. La alcaldía no dice nada de momento y los sindicatos amenazan con prorrogar el paro a cinco meses de los Juegos Olímpicos.

Falta menos de medio año para que el fuego olímpico encienda la ciudad de la luz. La capital francesa está sumida en un intenso programa de obras para adecuar los espacios donde se disputarán las competiciones. Por tercera vez en su historia y un siglo después de la última ocasión, París acogerá los Juegos Olímpicos. Su objetivo es deslumbrar al mundo a partir del 26 de julio, fecha de la innovadora ceremonia de inauguración que se desarrollará a lo largo de seis kilómetros de río. La ciudad del Sena apuesta por sacar el espectáculo de los estadios para integrarlo en el corazón de la urbe. Muchas de las pruebas tendrán lugar en monumentos como la Torre Eiffel o el Grand Palais; y en espacios como el Campo de Marte, la explanada de Los Inválidos, la plaza de la Concordia o el parque del palacio de Versalles. Además se aprovecharán icónicas instalaciones ya existentes como el Stade de France, el Parc des Princes del PSG o el estadio de Roland Garros. Los Juegos se dejarán sentir también en las 15 subsedes de la Francia metropolitana e incluso en la colectividad de ultramar de Tahití, donde se decidirán las medallas de surf. La directora y el director adjunto para España de la agencia de promoción turística Atout France, Dominique Maulin y Maxime Morin, nos acompañan en una visita muy especial que aúna turismo y deporte, espíritu olímpico y patrimonio. Por eso contamos también con tres personas expertas en París: los guías oficiales Elisa Jéhanno y Erlon Ribeiro, y la bloguera Lola Gea, autora del sitio web 'Le cahier de Lola'. Completamos el retrato global de esta fiesta con las impresiones de la parisina Maya Leyva y de Emilio Fernández Peña, director del Centro de Estudios Olímpicos y del Deporte de la Universitat Autònoma de Barcelona.

En paralelo a las movilizaciones de los agricultores, la Plataforma en Defensa del Transporte de Mercancías también ha comenzado un paro indefinido. La primera jornada, este domingo, ha transcurrido con tranquilidad. En Las mañanas de RNE, hablamos con Dulsé Díaz, secretario general adjunto de la Confederación Española de Transportes de Mercancías, que asegura que ellos no secundan el paro que propone la convocatoria de la Plataforma: “No lo hace ninguna de las organizaciones con cierta representatividad acreditada en el sector del transporte en España” y añade que estos paros son "lo último que le hace falta a nuestro sector en estos momentos. Lo que necesita es funcionar con normalidad para intentar recuperar esas pérdidas que nos había generado tantos días sin trabajar en Francia. Ahora no puede pasarnos lo mismo en España.

Díaz cree que la Plataforma en Defensa del Transporte de Mercancías probablemente esté intentando acaparar foco mediático e intentar "aprovechar el momento que están viviendo los agricultores”. Dulsé Díaz asegura entender las reivindicaciones del sector agrícola “porque muchos problemas son comunes a los nuestros, pero no puede ser que el transporte por carretera sea quien pague el pato. Deben dejarnos circular para que podamos cumplir con nuestro trabajo”. Desde la CETM, pide a los agricultores que “entiendan sus problemas como nosotros entendemos los suyos, que se reivindiquen, pero que a nosotros nos dejen trabajar porque francamente lo necesitamos”. Díaz califica esta última semana de movilizaciones de agricultores como "francamente complicada", ya que hay días que ha llegado a haber más de 75.000 camiones atrapados: “Un camión parado cuesta muchísimo dinero al día, dinero que no se recupera nunca, porque nosotros si hoy no trabajamos, mañana no podemos trabajar dos veces”, añade el secretario general adjunto de la CETM y confía en que se encuentren una solución lo antes posible: "Son un sector esencial. El transporte también lo es".

Los ataques de colonos en Cisjordania han aumentado en los últimos meses y Estados Unidos ha autorizado que se impongan sanciones a aquellas personas que promuevan estos actos. Hablamos sobre las medidas del gobierno de Macron en Francia para tratar de contentar a los agricultores que no han sentado nada bien a los sectores ecologistas, también estamos en Irlanda del norte para profundizar en qué supone un Ejecutivo de poder compartido con el Partido Democrático Unionista y el nacionalista Sinn Fein. Hablamos del libro Democracias y autocracias frente a la guerra en Ucrania con su autora y conocemos a un grupo de mujeres bolivianas luchadoras.

Sindicatos y asociaciones agrícolas de toda Francia han anunciado el bloqueo en varias carreteras para reclamar precios justos y medidas para lograrlo. En los últimos días, algunos camiones españoles fueron desvalijados durante las protestas en varios puntos del valle del Ródano.

Hoy acompañamos a José, que se dirige a Berlín con una carga de ocho toneladas de hortalizas y debe cruzar Francia. Nos ponemos en marcha sin saber hasta donde podremos llegar. Para pasar más desapercibidos si nos paran los manifestantes, ha intentado esconder y tapar la verdura con otros paquetes.

Desde hace menos de una semana, Francia ha pedido nuevas medidas contra la "competencia desleal" de agricultores de países como España e Italia. "No es normal que haya países vecinos que usan ciertos productos fitosanitarios que vosotros no podéis usar y ellos sí", dijo el primer ministro francés, Gabriel Attal. En 24 horas de RNE, Pedro Barato ha tirado por tierra estas declaraciones: "Los franceses mienten, y mienten mucho", ha asegurado. "En Francia hay 87 productos aptos para usarse en el campo. En España tenemos 31. Estamos en unas reglas europeas", ha considerado el presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes y Agricultores, y ha sentenciado: "Esto de que los franceses tengan su capricho de que estén en la división de honor y nosotros estemos en tercera regional no se puede consentir".

Respecto a la sequía, Barato cree que España tiene una asignatura pendiente: "Hemos hecho carreteras, aeropuertos y puertos, pero falta una verdadera estructura hidráulica en nuestro país".

Las protestas de los agricultores en Francia continúan provocando incidencias en las exportaciones españolas de frutas y hortalizas, no solo por los ataques a camiones, la destrucción de mercancías y la ralentización del tránsito por territorio francés, sino también porque se están generando perturbaciones en origen. Muchas empresas están acumulando palés que no consiguen colocar en sus destinos habituales, ya que tampoco el mercado nacional puede absorberlos todos. Para evitar más pérdidas, los productores están demandando corredores de tránsito que les permitan atravesar Francia sin sufrir ataques. En el caso español, ante las protestas del sector agrario, el ministro de agricultura, Luis Planas Puchades, les ha convocado este viernes. 

Los agricultores franceses continúan con sus protestas. Mientras, el Gobierno francés ha señalado que va a controlar que los grupos de distribución respetan la legislación que garantiza a los agricultores un precio que cubra los costos —también cuando utilizan sus centrales de compra en otros países europeos como España, acusadas de servir para puentear las reglas en Francia—.

Las tres grandes asociaciones de agricultores del país, ASAJA, COAG y UPA, han convocado movilizaciones para los próximos días. Miguel Padilla, secretario general de COAG, explica en Las Mañanas de RNE que lo que proponen es seguir una hoja de ruta a nivel europeo, a nivel estatal y a nivel de las comunidades autónomas: “Cada uno tiene una responsabilidad que debe trabajarse en ese sentido”.

Padilla cuenta que los problemas por los que se están manifestando los agricultores franceses son idénticos en cualquier país de la UE, como puede ser la burocracia, la aplicación de la PAC, la situación del pacto verde o la desregulación del mercado. Padilla también señala la desigualdad de condiciones con la producción agraria y ganadera de países terceros: “Estamos hablando de una competencia desleal y una política que consideramos de bastante hipocresía. No se puede exigir a todos los agricultores y ganaderos de la UE una serie de requisitos que están asfixiando la actividad y, por otro lado, dejar entrar de terceros países que no cumplen estos requisitos y que no podamos competir con ellos”, argumenta.

Padilla sentencia que las condiciones de los agricultores franceses son las mismas que las de los agricultores españoles porque las políticas son comunes, y han de cumplir los mismos requisitos.