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El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha insinuado en una entrevista que la UE debería dejar de enviar dinero a Ucrania después de que "haya fracasado la estrategia" de ayudar a Kiev a ganar la guerra y que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, cayera tras el fracaso de la invasión. "Es bastante obvio que los ucranianos no ganarán en el frente" dice el dirigente húngaro y pide que se empiece a trabajar en un "plan B".

El presidente de Hungría, Víktor Orbán, pronunció un discurso con motivo de la conmemoración del levantamiento de su país contra la URSS en 1956 burlándose de la UE y asegurando que el bloque es una mala parodia de la URSS. Analizamos la batalla del mandatario con Bruselas con Luis García Prado, escritor, traductor y experto en la política y la sociedad magiar.
 

La profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, Ruth Ferrero-Turrión, asegura que el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, "actúa de manera muy performativa para tener una posición de fuerza", cuando acusa a la UE de "violar" a sus ciudadanos por el acuerdo migratorio. También el primer ministro polaco, Mateusz, Morawiecki, ha criticado el acuerdo en la cumbre de Granada. "A Morawiecki no le van bien las cosas en la campaña electoral, la oposición no le va bien, y ha tenido escándalos por la venta de visados a personas del sudeste asiático".

"El pacto migratorio puede llegar a vulnerar el derecho de asilo", advierte la profesora, porque "lo reduce a la mínima expresión", así como el principio de "solidaridad entre estados", considera Ferrero-Turrión.

"Son las extremas derechas las que están orientando la política migratoria, y esas políticas han sido adoptadas por el centro-derecha y centro-izuierda. Los postulados del pacto migratorio ya figuraban en la agenca de Salvini hace unos años", con la externalización y secutirización" de la gestión de la migración, y un "racismo institucional".

Ruth señala que precisamente son los mismos estados que usan su poder de veto en los temas migratorios quienes se oponen a ceder a que las decisiones sean por consenso. La politóloga apuesta por "avanzar más allá de Maastrich, union fiscal, una Europa social" así como por el refuerzo de la democracia.

Foto: AP Photo/Paolo Santalucia

¿Por qué Polonia y otros países del Este de Europa han enfriado su apoyo a Ucrania? ¿Qué problema tienen con el grano ucraniano? ¿Qué puede pasar si el gobierno ultraconservador polaco vuelve a ganar las elecciones del 15 de octubre? ¿Cómo pueden afectar estos movimientos a los refugiados ucranianos que viven en estos países? Lo analizamos con el corresponsal de RNE en Bruselas, David Vidueiro, y con Michal Natorski, profesor asociado de la Universidad de Maastricht y de la Universidad de las Naciones Unidas.

Tim, profesor de español ucraniano, nos cuenta hoy que Ucrania está endureciendo supolítica de reclutamiento, con visitas al domicilio y al trabajo para entregar los llamamientos en mano.

Nuestra enviada especial, María Eulate, traza un paralelismo en su foto sonora entre su vida en España y la de un trabajador de un hotel ucraniano.

En Hungría, las librerías están en una encrucijada. Cada vez es más habitual este gesto: precintar los libros con contenido LGTBI y separarlos en una sección para mayores de 18 años, aunque se trate de un cuento. Lo exige la ley bajo el pretexto de proteger a la infancia. La última multa por no cumplir la ley ha subido a 32.000 euros.

Países como Alemania, Francia y también España, 15 en total de los 27, tienen en estos momentos recurrida esta ley húngara ante el Tribunal de Justicia de la UE. La consideran homófoba y vergonzosa.

En las calles, protestas por una ley que discrimina al colectivo. Pero los libreros ya empiezan a ceder y hay miedo por si lo próximo es que las editoriales frenen la publicación de estos libros.

En el bloqueo de Polonia y Hungría hay razones políticas de consumo interno. Son gobiernos ultraconservadores que hacen bandera del rechazo a los migrantes, a quienes relacionan con problemas de seguridad pública. Este otoño los polacos van a las urnas y va a ser un tema de campaña. A grandes rasgos, ni Polonia ni Hungría quieren acoger refugiados pero tampoco quieren pagar. Es la diferencia con países como Austria, Dinamarca o Suecia, con gobiernos liberales conservadores. Ellos sí aceptan esa compensación, aunque defienden controles más estrictos. En Alemania, uno de los grandes países de acogida, apuestan por un equilibrio entre humanidad y orden. Aquí no ha gustado, por ejemplo, que el pacto contemple la expulsión express en las fronteras de familias con menores de 12 años.

La caída del muro de Berlin en 1989 provocó un nuevo gran sentimiento de libertad entre la poblacion. Tres décadas después el mundo esta más amurallado que nunca. ¿El motivo? Intentar frenar la inmigacion. Analizamos este fenómeno con Ainhoa Ruiz, investigadora en militarizacion de fronteras del Centre Delás; Pablo Sapag, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid; Paula Barrachina, portavoz de ACNUR en Líbano; y Eduardo Orendain, director ejecutivo de la ONG Border Angels. Un reportaje de Antía André.