El Papa afrontó en Luanda el problema de la superstición y de los malos espíritus existentes en zonas de África y pidió a la Iglesia que lo combata y ofrezca el Evangelio a esas gentes "desorientadas, que viven en el terror" y que llegan a sacrificar a niños de la calle al considerarles brujos.
El Pontífice se refirió a ello durante la misa que ofició en la iglesia de San Pablo con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas angoleños y miles de fieles, en su segundo día de estancia en el país africano para conmemorar el 500 aniversario de su evangelización.