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Hoy ha estado en un acto organizado por Casa de América la regidora de Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, presente en Madrid junto a otros alcaldes de algunas de las principales ciudades de sur y centroamérica para participar en un encuentro de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas, entre otros asuntos. También participará en un panel sobre financiación sostenible para el desarrollo futuro de las ciudades iberoamericanas. Hemos podido hablar con ella esta mañana en uno de los salones del Palacio de Linares.

Hay muchas localidades llamadas Springfield en Estados Unidos, pero solo el de Ohio será recordado por ser el lugar de origen del bulo difundido por Trump y llamado a definir su campaña presidencial. En una intervención, señaló que los inmigrantes haitianos del lugar se comían a los perros y los gatos de los vecinos. Esta pequeña ciudad de casi 60.000 habitantes representa a muchas otras, también en el norte, abrumadas por la ola migratoria récord que Estados Unidos ha recibido durante la presidencia de Biden. Para muchos de ellos, Trump incita a la división entre la gente. Tras las palabras del expresidente, algunas familias recibieron hasta 60 falsas amenazas de bomba y grupos de extrema derecha empezaron a dejarse ver por el lugar.

En Springfield y alrededores se estima que viven entre 12.000 y 15,000 haitianos. La mayoría han entrado de forma legal al país y tienen permiso de trabajo. De hecho, gracias a ellos la economía de la ciudad pudo salir a flote tras la pandemia. Sin embargo, Donald Trump amenaza con acometer en allí la primera de las deportaciones masivas que está prometiendo en estas elecciones.

El Parlamento de Israel acaba de prohibir las actividades de la UNRWA, la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos, un hecho que ha hecho saltar las alarmas en la comunidad internacional.

La UNRWA gestiona casi medio centenar de campos de refugiados en los que viven familias que provienen de pueblos de los que fueron expulsados con la creación del Estado de Israel. Viven en condiciones difíciles. La mayoría están sin empleo porque se les prohíbe salir a trabajar en suelo israelí y dependen de los servicios de la ONU

Israel dice que los empleados de UNRWA trabajan para Hamás. "Nosotros no nos metemos en política, están mintiendo", asegura Mayyid, uno de los trabajadores de la agencia.

La ONU dice que la decisión israelí es un castigo colectivo que no va a hacer sino aumentar el sufrimiento del pueblo palestino.

FOTO: EFE/EPA/ABIR SULTAN

La prohibición de Israel -mediante dos leyes que entrarían en vigor en 90 días- de la actividad de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la UNWRA, en todos los territorios palestinos ocupados "colapsaría toda la operación humanitaria de Naciones Unidas en Gaza", denuncia Raquel Martí, directora de UNRWA España. Además, supone "retirar a UNRWA sus inmunidades como miembros de Naciones Unidas, por lo que Israel puede detener a sus trabajadores y aplicarles la ley antiterrorista israelí, y esto es un grave riesgo", añade. Recuerda Martí que el papel de UNRWA es insustituible: "No hay alternativas a las agencias de Naciones Unidas. Si el ejercito israelí pretende sustituir a agencias hunmanitarias va a ser un fracaso. Es imposible sustituir a UNRWA, y cualquier mensaje del gobierno isarelí en este sentido es mentira". Y concluye Martí: "El objetivo final de Israel es acabar con cualquier proceso de paz en la región, acabar con la autodeterminación del pueblo palestino, intentar que no haya una solución definitiva para la población palestina".