"Esta Nochebuena me gustaría referirme primero, y seguro que me entendéis, a la terrible Dana que hace casi dos meses golpeó con inusual fuerza varias zonas del este y sur de España, especialmente en Valencia [...] Un hecho difícil de asumir, pero del que todos deberíamos poder sacar las enseñanzas necesarias que nos fortalezcan como sociedad." Así ha comenzado Felipe VI su tradicional mensaje de Navidad en un año marcado por la dana del 29 de octubre y en el que celebra el décimo aniversario de su proclamación.
El rey ha destacado la solidaridad "en su sentido más puro" aludiendo al "trabajo ingente de voluntarios anónimos y de servidores públicos". Y ha añadido que han "comprobado —y entendido— la frustración, el dolor, la impaciencia, las demandas de una coordinación mayor y más eficaz de las administraciones. Porque todas esas emociones surgen de una misma raíz: la conciencia del bien común."
Felipe VI ha hecho un llamamiento a la unidad y al consenso en su mensaje más personal del año, que esta vez no se ha grabado en el Palacio de la Zarzuela, como es habitual, sino en el Palacio Real, igual que ocurrió en 2015. "Un pacto de convivencia se protege dialogando [...] Es necesario que la contienda política, legítima, pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa: una demanda de serenidad", ha señalado.
La inmigración ha sido uno de los temas que ha destacado y también se ha referido por primera vez a la vivienda como un asunto preocupante para los más jóvenes. Ha pedido que "todos los actores implicados reflexionen y que el diálogo conduzca a soluciones que faciliten el acceso en condiciones asumibles pues ésta es la base para el bienestar de tantos proyectos de vida." El discurso ha terminado con la felicitación navideña en las cuatro lenguas cooficiales.