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En el hospital Ibn Sina, de Yenín, en el norte de Cisjordania, un centro médico de reciente creación, aún no se explican lo ocurrido el martes. Fuerzas israelíes encubiertas irrumpieron en el interior haciéndose pasar por médicos y mujeres árabes y mataron a tres presuntos milicianos de Hamás. Un equipo del Telediario ha visitado el edificio.

Foto: Ministerio de Salud palestino via AP

El campo de refugiados de Al Farah, se construyó hace más de siete décadas para los miles de palestinos expulsados de sus tierras tras la creación del estado de Israel. Ya no hay tiendas de campañas, sino viviendas precarias donde la población vive agolpada, con altos niveles de pobreza y la única ayuda de UNRWA, la ahora cuestionada agencia de la ONU. 

No tienen nada. "Si cortan los fondos, esto va a ser un desastre, no lo soportaremos", asegura Aseem Barkat, gerente del campamento. Desde el inicio de la guerra ha crecido el paro hasta un 70%.

Más de una docena de países ha suspendido su financiación a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) después de que Israel acusara a 12 de sus trabajadores de estar implicados en los ataques del 7 de octubre de Hamás. "El mensaje que está lanzando la comunidad internacional es que los abandona a su suerte", afirma Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense de Madrid y vocal de la UNRWA, en 24 horas de RNE. Álvarez-Ossorio insiste en que la situación para los refugiados palestinos es cada vez más delicada y que el corte de estas ayudas va a "agravar la situación en la que se encuentran".

Sobre el informe que acusa a los trabajadores de la agencia, Álvarez-Ossorio asegura que "el Gobierno israelí ha declarado en varias ocasiones que intentaría eliminar a la UNRWA y criminalizarla (…) para acabar con esta agencia que no solo presta servicios, sino que mantiene viva la llama de la causa palestina". Además, señala el doble rasero de la comunidad internacional a la hora de evaluar las informaciones que vienen de Israel y Palestina. 

Raquel Martí, presidenta de la delegación de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) en España, ha advertido en La Hora de La 1 que "es absolutamente irresponsable cortar la ayuda a UNRWA en un conflicto armado en el que la Corte Internacional de Justicia ha pedido que llegue la ayuda para evitar un genocidio, es una actitud nefasta que condena a la población a morir de hambre".

Al menos 12 países han suspendido la ayuda a la agencia de la ONU tras la denuncia de Israel de que una docena de sus empleados habrían participado en el ataque de Hamás del 7 de octubre. Martí ha destacado que la propia organización difundió la información, ha despedido a los sospechosos y ha abierto una investigación. No obstante, destaca que se investiga a personas, no a la propia organización, y que quienes actuaron lo hicieron "de formas ilícitas de forma que ni siquiera la agencia podría haber detectado".

Martí recuerda que la UNRWA es "el principal testigo" de lo que ocurre en la Franja pero no solo opera allí, sino en Cisjordania, Líbano, Jordania y Siria. "Tenemos 1,7 millones acogidas en nuestras instalaciones que dependen de nosotros para sobrevivir", recuerda, en referencia a la población refugiada palestina, que suma 6 millones de personas. 

Foto: EFE/EPA/HAITHAM IMAD

El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha pedido que se retomen los fondos para la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA), después de que una decena de países retiraran su financiación a la institución por las acusaciones de Israel de que varios de sus miembros habían participado en los ataques de Hamás. La ONU ha anunciado que tomará las medidas necesarias contra el personal que esté implicado, mientras continúa la investigación. Foto: AFP.