Semana frenética en la Casa Blanca. A pocas horas de su investidura, Trump ya firmaba montañas de órdenes ejecutivas. Muchas de gran calado dentro y fuera de Estados Unidos: desplegar más tropas en la frontera con México, suspender la mayoría de ayudas al exterior o indultar a sus seguidores que asaltaron el Capitolio. Otras chocan con la Constitución y ya están en los tribunales, como acabar con el derecho a la ciudadanía para cualquier nacido en Estados Unidos. Millones de migrantes sin papeles viven ahora atemorizados. Trump ha ordenado arrestarlos incluso en escuelas, iglesias y hospitales. Y utiliza aviones militares para deportarlos. Han sido días también para su primera gira por el país: Las Vegas, Carolina del Norte, California. Con promesas de ayudas por los recientes desastres naturales. Y las primeras venganzas, con purgas de altos cargos y funcionarios no afines. Trump ya conoce los entresijos del poder y no quiere perder ni un minuto. Sabe que en dos años las elecciones de medio término pueden amenazar su mayoría en el Congreso.
Foto: Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca (Jim WATSON/AFP)