En la capital siria, Damasco, casi dos semanas después de la caída de Al Asad, decenas de antiguos miembros del ejército del régimen entregan sus armas en los llamados centros de reconciliación. Es un paso necesario para acogerse a la amnistía que han prometido las nuevas autoridades. El principal requisito es no haber participado ni en torturas ni asesinatos. Es una oportunidad para pasar página. Muchos de ellos se integrarán en el nuevo ejército sirio.
Foto: Un centro de reconciliación en Damasco (EFE/EPA/MOHAMMED AL RIFAI)