Se cumplen 17 días desde el inicio de la invasión a Ucrania y las tropas rusas van cercando la capital, Kiev. Según la inteligencia británica están a 25 kilómetros. El otro objetivo es la zona de Mariúpol, al suereste del país. El cerco es cada vez más estrecho, mientras su población está en una situación desesperada. Lleva 12 días sin agua y sin luz.
Miembro de la OTAN desde hace 70 años y eterno aspirante a formar parte de la Unión Europea, Turquía mantiene buenas relaciones con Rusia y con Ucrania. Por eso se ha erigido como un claro mediador en la guerra. El presidente turco, que ha pedido un alto el fuego inmediato, es el único que ha conseguido que los ministros de Exteriores ucraniano y ruso se sienten frente a frente, aunque por ahora sin resultados.
Foto: El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, durante el Foro Diplomática de Antalya (EFE/EPA/TURKISH PRESIDENT PRESS OFFICE)
Noche de bombardeos en varias ciudades de Ucrania, incluído el norte de Kiev, donde han destruído un almacén de comestibles. Mariúpol continúa sitiada sin agua ni electricidad, mientras Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de no permitir la evacuación de civiles. En Jarkov han denunciado el ataque a un hospital psiquiátrico en el que se encontraban 300 personas. Al parecer, no ha habido heridos.
FOTO: Incendio en un almacén de productos congelados tras un bombardeo ruso en la aldea de Kvitneve, en la región de Kiev. Press service of the State Emergency Service of Ukraine/Handout via REUTERS.
Según el ministro de defensa ruso, 16.000 combatientes de Oriente Medio, la mayoría sirios, estarían dispuestos a ir a luchar en Ucrania. Putin ve ese apoyo con buenos ojos, porque según él, los padrinos de Kiev, los países occidentales, están mandando mercenarios extranjeros a la zona. Vladimir Putin asegura que hay avances en el diálogo con Ucrania pese a que el ritmo de la guerra se mantiene. Según el presidente ruso, hay conversaciones “casi a diario” y hay “algunos avances positivos”, pero no ha dado más detalles.
Por otro lado, Volodímir Zelenski asegura que la guerra marcha bien para su ejército tras 16 días de lucha. El presidente ucraniano asegura que el Kremlin no se preocupa de los muertos en combate en sus filas y, critica la llegada de voluntarios de Oriente Medio a los que califica como "mercenarios" con hambre de matar en tierra ajena
Moscú no da tregua en Mariúpol. La ciudad ucraniana sigue asediada por el Ejército ruso. El bombardeo al hospital infantil que ha causado la muerte de un niño ha conmocionado a una población exhausta, que no tiene luz, ni agua, ni comida y que no puede escapar. Olexander, un trabajador de Médicos sin Fronteras, describía así la situación en la ciudad: “No queda agua potable en ningún sitio, hay personas que recolectan nieve en las terrazas para transformarla en agua”. Tampoco puede entrar ayuda humanitaria y esto afecta especialmente a los mayores, las personas más vulnerables y a los niños. Los habitantes de Mariúpol viven una situación crítica bajo las bombas. Las autoridades aseguran que más de 1.200 civiles han muerto en los últimos días en la ciudad.
Ucrania asegura que Rusia ha bombardeado un hospital materno infantil en Mariúpol. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lo denuncia a través de sus redes sociales y aprovecha para pedir a la comunidad internacional el cierre del espacio aéreo, lo que supondría un enfrentamiento directo con Rusia. Según la las primeras declaraciones del gobierno regional en televisión, ningún niño ha resultado herido y tampoco habría muertos. Dmytro Kuleba, ministro de Asuntos Exteriores había alertado ya que cerca de 3.000 recién nacidos carecen de medicamentos y alimentos en la ciudad.
Ocurrió anoche. Esta ha sido una madrugada de bombardeos que siguen asediando la ciudad de Mariúpol. Se sigue intentando que se abran los corredores humanitarios para que miles de personas puedan salir. Están sin comida, agua y con unas temperaturas bajo cero.