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El presidente del BCE, Mario Draghi, ha pedido tiempo para que sus medidas surtan efecto. "Veremos efectos monetarios inmediatos en los mercados monetarios y veremos efectos retardados en la economía real atribuibles a este programa. No digo que mientras tanto la economía no se vaya a recuperar, pero atribuibles a este programa llevará tres o cuatro trimestres", ha afirmado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno del BCE.

La próxima semana está previsto que el Banco Central Europeo decida si baja los tipos de interés y aprueba nuevas medidas para atajar la deflación en la Eurozona. Para algunos expertos, la baja inflación es un síntoma de que la economía no arranca. Para otros, no es tan preocupante. 

El economista y autor de 'El capital en el siglo XXI', Thomas Pikkety, ha analizado en una entrevista exclusiva con el TD2 de TVE la situación en la que se encuentra la zona euro. "Actualmente estamos en medio de la peor situación: hemos renunciado a nuestra soberanía monetaria, ya no podemos devaluar nuestra moneda -el franco o la peseta- para relanzar la economía, que habría sido lo normal en una crisis como la de los últimos años, sobre todo en la Europa del sur. Y al mismo tiempo seguimos teniendo una competencia desenfrenada entre Dieciocho -o 28 a nivel de la Unión Europea- sistemas fiscales y sociales diferentes, y esa competencia hace muy difícil repartir de manera igualitaria los ajustes y las cargas fiscales", ha asegurado.

El economista y autor de 'El capital en el siglo XXI', Thomas Pikkety, ha asegurado en una entrevista exclusiva con el TD2 de TVE que él apuesta por subir los impuestos y más a los más ricos. "Yo creo que la mejor solución es usar el impuesto progresivo sobre el patrimonio privado, que en el fondo es lo mismo que la inflación pero en forma civilizada, ya que permite proteger a las clases medias y los patrimonios modestos hasta algunos cientos de miles de euros", ha afirmado.

Cuando está a punto de cerrar su rescate, Portugal conoce los entresijos de la historia que llevó al país a solicitar la ayuda externa hace tres años, con los bancos lusos y el entonces ministro de Finanzas como últimos artífices de la petición.