He colgado el abrigo en el perchero, me he arremangado la camisa, he puesto cara de póker y he mirado con suficiencia las, más o menos, 1.500 cintas de vídeo que hay sobre mi mesa. "He aquí la historia del humor en Televisión Española, me he dicho, pan comido".
Pero pasado el primer momento de autosuficiencia he empezado
a recular. ¿Cómo meter todo esto en
un par de minutos de Telediario?
¿Y si lo hacemos por décadas?
Mal asunto, no existen grabaciones de aquellos primeros años,
finales de los 50 y comienzos de los 60.
¿Y si nos quedamos con los programas?
Tampoco, porque mucho de lo bueno que se ha hecho aquí,
ha sido en galas o en especiales o en la Gala especial de
fin de año.
¿Y si empezamos por Gila?
Eso está bien, Gila es el más grande, pero Gila
no es un producto TVE, más bien lo relacionamos con
el teatro o el cabaret o con aquellos discos con sus historias
de la guerra que escuchábamos de pequeños (cuando
en TVE aparecían las barras y había que esperar
a que se reanudara la emisión).
Una gota de sudor frío empieza a recorrer mi espalda.
Resígnate Carlos y mete la primera cinta en el vídeo.
A ver, a ver... "dame la manita Pepeluí, dame
la manita Pepeluí". Ahí están Tip
y Coll con su chistera y su bombín, y ese sí
que es un buen comienzo. Tiras del hilo de Tip y Coll y por
ahí salen Martes y 13, los Morancos, Cruz y Raya, Faemino
y Cansado, Las Virtudes, el Dúo Sacapuntas... estoy
emocionado, acabo de dar con la piedra filosofal de la risa
en esta santa casa, el humor a dos.
ACTO SEGUNDO. Estudios Buñuel, Madrid.
Jueves por la tarde. Nivel de actividad 180 por ciento. Camerinos
a tope. Maquillaje hasta la bandera. Pasillos llenos de público
y trastos viejos, restos de programas y piezas de nuevos decorados
a la espera de su gran ocasión. Aquí están
Juan Antonio Muñoz y José Sánchez, Cruz
y Raya, con el compromiso de terminar a tiempo el especial
de Navidad para el que apenas tienen 15 días de margen.
En el estudio los de decorados se lían a martillazos
con una puerta; los de iluminación andan subiendo y
bajando focos (hay más de 200 sobre nuestras cabezas);
las chicas de maquillaje persiguen a Juan y José para
darles el último retoque, pero ellos, Cruz y Raya,
andan detrás de Marisa Paniagua, la realizadora, para
terminar de limar el guión, aunque Marisa está
hablando con la regidora que está al otro lado del
plató y no le hace mucho caso, y en estas aparece Josema
Yuste, una de las mitades de Martes y 13, con peluca y unas
tetas así de grandes... ¡ya estamos todos!. Y
de repente, sin que uno haya salido todavía de su asombro,
se oye una voz como de general de división que dice:
¡Listos, vamos a grabar! ¡silencioooo! ¡Cinco
y acción!, y no me pregunten cómo, pero ese
caos aparente desaparece y la escena arranca como si nada.
"Bienvenido a Inforaberia...." Los cámaras
en su sitio, la luz ilumina lo que tiene que iluminar, los
decorados no se vienen abajo, los micrófonos no se
acoplan y los chicos se saben el guión y lo sueltan
como si nada. Esta tarde se graban tres escenas, mañana
otras tres y así. Después mandan las cintas
a Prado del Rey y allí montan, sonorizan, postproducen
y lo empaquetan todo para emisión. Seguro que lo han
visto por la tele, el fin de año, aquí en la
Primera, Cruz y Raya.
TRES (o trece, o sea, Martes y 13). Si quieren
saber mi opinión (ya sé que nadie me la pide
pero bueno ahí va), a Josema Yuste no le disgustaría
volver a pegar las dos mitades de Martes y 13, pero a Millán
Salcedo, como que no. Pero también puedo equivocarme,
no sé, es una impresión después de haber
hablado con los dos. De lo que sí estoy seguro, y que
me caiga el Pirulí sobre la cabeza si no digo verdad
cierta, es que la "Encarna" es el mejor “gag”
de toda la historia de TVE. Como decía Josema, ese
día los astros estaban a su favor. Millán dice
que lo improvisaron, o casi... lo cierto es que les salió
redondo. Empieza bien, sigue mejor y acaba monumental, va
creciendo según se van animando y el trabalenguas es
cada vez más enrevesado, pero no se equivocan ni una
vez, el interés no decae y las risas del público
aumentan mientras algún que otro despistado cruza por
delante de la cámara. Riguroso directo y, asómbrense,
dura 6 minutos (lo siento pero apenas hemos podido mostrarles
unos segundos)
FINAL. También dice Josema que esto
del humor a dos es como el matrimonio, que las parejas sufren
un tremendo desgaste, que hay mucha tensión y la cosa
puede terminar en divorcio como les sucedió a ellos.
Por eso ahora que vuelvo a mirar ya algo más relajado
las 1500 cintas o más que hay sobre mi mesa, pienso
que el humor es sólo humor (y nada menos) y que da
igual que sea a dos, a uno, a tres o a cien, que lo importante
es que nos haga reír y que así nos reconcilie
un poco con este mundo cruel en que vivimos.
carlos.ruscalleda@rtve.es |