Pioneros y maestros de la realización y el reporterismo en televisión. Nombres propios que marcaron una época.
"¡Haaalaaa... qué despacho!". No es ni el
más grande ni el más suntuoso que he visto, desde luego, pero
aquí, en la planta 42 de la Torre Picasso, con paredes acristaladas
hasta el suelo, tienes la sensación de estar en lo más alto,
en plena cumbre... Justo, creo yo, lo que quiere su ocupante,
Valerio Lazarov, uno de los personajes que
hemos elegido para nuestros reportajes, porque creemos que
él, por sí solo, tiene una página en la historia de TVE.
Le enseñamos un pequeño dvd con imágenes suyas de
joven, de cuando llegó a España a finales de los años sesenta.
Se ríe: "¡Cuanto pelo tenía... cuanta ambición y cuantas
ideas nuevas!". Y es que, su objetivo, desde siempre,
fue triunfar. Lo consiguió en plena televisión franquista,
recién llegado de otra televisión, la rumana, dominada por
la dictadura de Ceaucescu. Lazarov se mantuvo fiel a una de
sus máximas: "si no puedes ser atrevido con los contenidos,
atrévete con las formas"...
Él se arriesgó y creó sus famosos programas musicales, con
movimientos frenéticos de cámara, que le valieron el sambenito
de "Míster Zoom". Lazarov fue un revolucionario del lenguaje
audiovisual, un precursor de la estética del videoclip,
un realizador aplaudido y criticado a partes iguales... "Lo
importante es no pasar inadvertido, dejar huella. Y yo lo
he hecho", nos comenta orgulloso desde su Empire
State madrileño.
A los pies de otra torre, el Pirulí, en Torrespaña,
quedamos con otros dos históricos de la tele.
Llega Miguel de la Quadra Salcedo, dos horas
tarde, grande, con aspecto todavía juvenil a sus setenta y
cuatro años. Le hemos preparado un encuentro con su cámara
de toda la vida, Juan Verdugo, "Verduguito",
como le llama él cariñoso, "coronel inglés".
Enseguida se arremolinan compañeros de la tele a saludar
a los dos veteranos. Y comprobamos que tan famoso es De la
Quadra como querido Juan Verdugo. Le abrazan Evaristo Canete,
Javier Sigüenza, Elena Martí, Paco Custodio, Miguel Ángel
Viñas... una procesión de afecto que emociona al reportero
ya jubilado.
Luego rodamos con ellos una pequeña entrevista en la que
iban entrelazando sus recuerdos de veinte años juntos, con
reproches del tipo matrimonio-de-toda-la-vida: "No
me dejabas dormir en los viajes, ni casi comer",
protesta Verdugo, "por favor, no digas eso, siempre
hemos hecho lo que nos ha gustado hacer", explica
Miguel.
Pioneros del reporterismo en televisión, maestros de toda
una generación de periodistas, ellos mismos se quitan importancia.
Miguel de la Quadra se lleva la mano al corazón, al estilo
árabe, para decir su verdad: "Mira, nunca he sido ni reportero,
ni periodista, ni nada de eso que dices. Siempre he sido,
como Juan, un curioso nómada. Me he limitado a copiar de los
nómadas el modo de vida". Y va y se arremanga los pantalones,
nos enseña sus talones desnudos y concluye: "llevo
más de cuarenta años viajando por el mundo sin calcetines".
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