Ilusa de mí; pensé que recopilar gazapos sería coser y cantar. Al fín y al cabo, desde que la tele es tele, el fallo, el error y la metedura de pata son el pan nuestro de cada día ¿no?

Pero me equivoqué. No ha sido nada fácil reunir un puñado de situaciones fallidas delante de las cámaras. Sobre todo si quieres que sea una buena selección de tropezones. Y además que los protagonistas sean tus cómplices y acepten jugar a eso tan difícil de "reírse de uno mismo".

El reto lo aceptaron sin complejos Jesús Fraile, Lorenzo Milá, Ana Blanco, Irene Vaquerizo o Salvador Martín Mateos... Otros,( "por favor, no uses lo mío que no lo tengo superado", "pesadillas tengo todavía, fíjate", "¡qué horror, qué horror, no quiero verlo!") no me dieron permiso para reemitir sus gazapos. En fin, seamos magnánimos: quedan inéditos.

Jesús Fraile, protagonista de uno de nuestros gazapos preferidos, uno de los más impactantes de la historia de TVE, nos cuenta que para su asombro, aquel taco que soltó de madrugada, en directo, se ha emitido por muchas otras teles. Incluso ha sido elegido favorito en concursos de gazapos televisivos. No me extraña, dieciocho años después, sigue trasmitiendo mejor que ninguno esa sensación angustiosa del "¡tierra trágame!".

Con más mili en los directos, Lorenzo Milá y Ana Blanco encajan desenvueltos las situaciones de riesgo ante de las cámaras. Pero descubrimos que cada uno tiene su método para salir airoso.

Lorenzo es partidario de involucrar al espectador en su lío y directamente contar a cámara que algo no va bien. Confía mucho en su naturalidad... y en la comprensión de la gente.

Ana en cambio combate el momento-caos (que acompaña a todo gazapo), poniendo todos sus recursos profesionales sobre la mesa. Ella, nos dice, trata de que el espectador olvide inmediatamente que ha fallado algo, o mejor todavía, que llegue a dudar si el error existió. Y solo quiere que todo pase pronto, pronto, y salir de pantalla.

Para Irene Vaquerizo hablarnos de su "gazapo" fue un poco más cruel. No había vuelto a ver aquel directo que hizo para el telediario durante la Gala de los Goya de 2002, donde se atascaba en una retahíla de nombres "como si fuera una niña", como nos dijo. Pero superó la prueba, y su testimonio creo que ayuda a conocer cómo es el trabajo de la tele por dentro.

Con Salvador Martín Mateos pasó lo mismo. Al principio se abochornó un poco, pero luego nos reímos juntos con sus "¡buenas partes a todos!", en lugar de las consabidas "buenas tardes a todos". "No es disculpa", comenta, "pero es que en deportes estamos hablando todo el rato de partes... de la primera parte de tal... vamos con la segunda parte de cual... y uno se puede terminar embarullado"... Claro, claro.

En esta blog quiero dar las gracias a todos los autores de los gazapos, por entender (con humor) que los errores son parte de la historia de TVE.

Especialmente GRACIAS a Marisa Naranjo. Sus Campanadas de Fin de Año 1989 (tan sonadas, tan recordadas cada Nochevieja cuando aparece el fatídico reloj en pantalla) están en la antología del gazapo televisivo. Y ella lo entiende, aunque ha tenido que aprender a convivir con el patinazo. Aquí en Torrespaña todos sabemos que lo de Marisa fue puro traspiés, una anécdota dentro de su larga y respetada carrera profesional. Pero el gazapo es así, por definición: salta donde menos lo experas. Uy, perdón, esperas.

marga.gallego@rtve.es