Tal vez recuerden aquella parodia memorable de Martes y Trece. En aquel entonces, la doctora Elena Ochoa en la versión de Josema y Millán, no hablaba de sexo, sino de “eso”... eso que todo el mundo practica pero que casi nadie se atrevía a pronunciar.
Porque aunque parezca mentira, 1990 fue hace sólo 16 años, y aún se hablaba de sexo con cierta mojigatería. Incluso a la hora de pronunciar la palabra en cuestión se sustituía la X por la S, como si así el "seso" no fuera tanto "sexo".
Pero bueno... llegó Chicho Ibáñez Serrador y se inventó HABLEMOS DE SEXO cuando aún no había en la televisión ni "realities", ni "late night" ni nada por el estilo.
Porque lo más sorprendente de HABLEMOS DE SEXO es que, con el sexo en todo su esplendor, se construyó un programa didáctico y sobre todo muy divertido.
Y qué decir de los testimonios anónimos alguno de los cuales finalmente, no he incluido en el reportaje. Me sorprendió el de un hombre enganchado a la zoofilia. En la entrevista que le hizo la doctora Ochoa, el personaje en cuestión, con el rostro oculto, confesaba que había practicado el sexo con animales porque eso le producía placer. Un desliz de juventud ya superado que relató a toda España y en el que reconocía que todavía sentía una punzadita en el corazón cuando algún perrito se cruzaba en su camino. Muy fuerte, diríamos ahora. Y, sin embargo, ahí está la entrevista, que por muy escabrosa que parezca, no cruzó el límite de la “telebasura”.
HABLEMOS DE SEXO fue una apuesta arriesgada que abordó "eso" con naturalidad y porque, como dijo el propio Chicho en una entrevista de la época, "si lo que quisiésemos es epatar, pondríamos imágenes que harían temblar España".
DOS ROMBOS recogió esa estela, creo que con acierto y, además, con mucho sentido del humor, algo esencial en el sexo y, digo yo, en todo lo demás.
carmen.gonzalez@rtve.es
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