Retratos en blanco y negro y en color
Sebastián Álvaro nos espera impaciente en su despacho. Mañana sale hacia las montañas del Karakorum en Paquistán y tiene un día muy complicado.
César Pérez de Tudela está igual que siempre. Yo no le conocía personalmente pero cuando nos recibe en su casa de las afueras de Madrid me sorprende encontrarme con el mismo César Pérez de Tudela que guardaba en mi memoria. Parece que no ha pasado el tiempo desde que lo veía en la tele cuando yo era todavía un niño.
Puede que el nombre de Fernando Huerta así en frío no les diga nada. Fernando es uno de esos personajes tangenciales que tanto abundan en Televisión Española. Los hemos dejado en el olvido pero de repente una imagen, el timbre de una voz o una frase especialmente afortunada, nos los recuerdan aunque seamos incapaces de ponerles nombre.
DEPRISA, DEPRISA
Sebastián Álvaro nos espera impaciente en su despacho. Mañana sale hacia
las montañas del Karakorum en Paquistán y tiene un día muy complicado.
Como dudamos sobre dónde hacer la entrevista, se echa el trípode de la
cámara al hombro, nos señala "por aquí" y sale disparado hacia la cabina
de edición. Se ve que es un tipo acostumbrado a mandar y a tomar
decisiones. Nos cuesta seguirle el paso. Oigo al cámara que protesta pero
también se apresura a mis espaldas.
AL FILO DE LO IMPOSIBLE cumple esta temporada 25 años. Y es lo que es
gracias a Sebastián. "Si he tenido alguna cualidad" me dice "ha sido saber
crear un equipo".
Cuando se decidió a dar este gran salto al vacío que es "Al filo"
Sebastián Álvaro trabajaba en los departamentos técnicos de Prado del Rey,
había hecho sonido, cámara, montaje... así que tenía cierta preparación.
Por entonces La 2 era ya el canal de los documentales y Televisión
Española tenía una gran experiencia en la producción de series de
naturaleza. Pero quedaba un hueco por explorar, el documental de aventura.
-Yo aprendí mucho de los documentalistas antiguos, de Flaherty y de las
grandes expediciones filmadas a comienzos del siglo XX, la de Scott al
Polo Sur, la de Shackelton en el Endurance, la del Duque de los Abruzos al
Karakorum, la de los británicos al Everest, todos ellos me dieron la idea
de lo que yo tenía que contar en AL FILO DE LO IMPOSIBLE.
Con las ideas claras y sin complejos se plantó delante del jefe de
programas y le contó su proyecto. "Bueno" fue la respuesta "si tú quieres
jugarte el tipo lo menos que podemos hacer es prestarte un par de
cámaras".
Desde entonces "Al filo" no ha hecho más que crecer y pocas televisiones
en el mundo, por no decir ninguna, pueden presumir de un programa similar.
-El éxito de Al Filo es haber hecho un equipo pequeñito, yo no he creído
nunca en los grandes equipos, un equipo de cinco o seis personas y luego
en torno a ese equipo nos hemos organizado por especialidades.
El programa tiene 1500 colaboradores dispuestos a dejarlo todo a la
primera llamada de teléfono para seguir a Sebastián Álvaro en una de sus
expediciones.
-Tenemos a los mejores himalayistas del mundo, dos de las 14 personas que
en el mundo tienen los 14 ochomiles, Alberto Iñurrategui y Juanito
Oiarzábal, son miembros del equipo.
Pero no sólo ellos, hay un grupo de espeleobuceo, otro de escalada en
roca, otro de vuelo libre, uno femenino de alpinismo... porque Al filo es
eso y mucho más, navegación, globo, buceo, parapente... todo lo que pueda
agruparse bajo la denominación común de "aventura".
-No hay aventura que no tenga en sí misma la parte de incertidumbre y la
parte de riesgo de la propia vida y si no es así no hay aventura. Lo que
creo es que estamos preparados para acometer esos riesgos que muchas veces
implican peligro.
La mayor satisfacción de Sebastián Álvaro ha sido la conquista de lo que
él llama los tres polos de la tierra: el Polo Norte, el Polo Sur y el
Everest, "sólo por eso ha merecido la pena".
La otra gran conquista del programa es haber conseguido un público fiel
que vive cada una de las aventuras como algo propio. Sin ese público "Al
filo" habría sido de verdad una empresa imposible. "Más que espectadores
lo que tenemos son partidarios. Así que no es extraño que un día montemos
una secta o un partido político".
En el coche, cuando volvemos al Pirulí, vemos a Sebastián montado en su
moto amarilla de gran cilindrada, chupa de cuero y casco con la visera
levantada, saluda con la mano y dice algo que no acierto a entender. Tiene
prisa, el Karakorum le espera.
UN CONCURSO Y ALGO MÁS
Está igual que siempre. Yo no conocía personalmente a César Pérez de
Tudela pero cuando nos recibe en su casa de las afueras de Madrid me
sorprende encontrarme con el mismo César Pérez de Tudela que guardaba en
mi memoria. Parece que no ha pasado el tiempo desde que lo veía en la tele
cuando yo era todavía un niño.
Nos hace bajar al sótano donde tiene el estudio. Hay muchos libros y
recuerdos acumulados sin orden aquí y allá, unas fotografías viradas a
sepia, máscaras africanas, un piolé antiguo, copas y placas a las que no
quitan el polvo desde hace tiempo.
" Eso son pamplinas, sabes, pamplinas " me dice cuando discutimos sobre el
mejor tiro de cámara para realizar la entrevista. " Lo importante es lo que
uno tenga que decir, después, si la cámara está en un sitio o en otro, eso
a la gente no le importa lo más mínimo" . Así que nos dejamos de pamplinas
y nos metemos de lleno en la entrevista.
César Pérez de Tudela tiene una voz inconfundible y una forma de decir que
te arrastra. Yo creo que gran parte de su éxito se debió a su manera tan
apasionada de contar las cosas. La verdad es que empieza a hablar y no
para, a veces es difícil seguirle el hilo.
Después de un llamativo rescate en el Naranjo de Bulnes, en Asturias,
cuando César Pérez de Tudela pertenecía a una Protección Civil en ciernes,
algún avispado directivo cazatalentos decidió invitarlo al programa LAS DIEZ DE ÚLTIMAS, un concurso de preguntas y respuestas para especialistas
en un tema, que conducía José Luis Pécker y del que ya hemos hablado en estos 50 años de TVE.
El caso es que este joven alpinista se presentó en Prado del Rey y en un
santiamén se metió el público en el bolsillo. " Yo no iba allí a acertar
preguntas, que me traían sin cuidado, yo iba a contar ese mundo
extraordinario, curiosísimo y singular del alpinismo ."
- Me preguntaban por la primera mujer que había subido al K2 y entonces yo
les contaba cómo era esa cumbre, el glaciar, la gran mole de piedra, y
contaba las historias, los sucesos y los dramas, y ya cuando se iba a
acabar el tiempo me decían, pero diga una respuesta, y yo decía la
respuesta, pero lo que a mí me interesaba era llenar la pregunta... y eso
empezó a llamar la atención a la gente. Además, las preguntas que no me daban como buenas, las impugnaba. Entonces en España no habría más de una docena de libros editados sobre montañismo y yo era un estudioso y conocía muy bien el tema, así que el jurado, aunque tenía muy buena voluntad, no podía tener los conocimientos
que yo tenía.
De la noche a la mañana Pérez de Tudela se había convertido en un
personaje popular que aparecía en todo tipo de programas, lo que hoy
llamamos un "famoso" pero sin el sentido peyorativo que ha cobrado la
palabreja.
Lo más curioso es que su paso por Televisión Española no fue demasiado
prolongado. Colaboró en numerosos programas y en algunos llegó a tener
secciones fijas como los reportajes que hizo para 300 MILLONES, pero su
interés estaba en otro lado, en trabajos para publicaciones
especializadas, revistas y periódicos.
Pérez de Tudela desapareció de la pantalla con la misma rapidez con la que
había hecho aparición pero su recuerdo quedó fijado en la memoria de mucha
gente. " Me paran por la calle y me dicen que me recuerdan cuando hacía
esto o lo otro y a mí me sorprende porque hace mucho tiempo que no tengo
presencia en ningún medio audiovisual" .
" Perdona si me he metido donde no me llaman" me dice cuando sale a
despedirnos al portal de su casa. No te preocupes, le digo, si tienes
razón, la verdad es que lo importante es lo que se dice, lo demás son
pamplinas.
CON LA CAÑA AL HOMBRO
Puede que el nombre de Fernando Huerta así en frío no les diga nada. Fernando es uno de esos personajes tangenciales que tanto abundan en Televisión Española. Los hemos dejado en el olvido pero de repente una imagen, el timbre de una voz o una frase especialmente afortunada, nos los recuerdan aunque seamos incapaces de ponerles nombre.
Fernando Huerta es abogado pero la caza y la pesca han sido la gran pasión de su vida. Era el asesor jurídico de la Federación Española de Caza y Pesca y su profundo conocimiento de todo lo relacionado con esa afición le abrió las puertas de Televisión Española. Llegó a tener un espacio fijo en programas como FIN DE SEMANA, COSAS y OTRAS COSAS, a caballo entre los '70 y los '80, magacines que ofrecían propuestas para el ocio y el tiempo libre.
Con él me pasa un poco lo contrario que con Pérez de Tudela, cuando por fin estuvimos frente a frente no reconocí al personaje que pocas horas antes había visto en un vídeo delante de un mapa y con un espantoso "chroma" verde a sus espaldas. Pero todo cambió cuando empezó a hablar.
- El ribereño nunca se ha opuesto a la actividad fílmica y el cazador tampoco.
Fernando es así, se expresa de esta manera tan peculiar y el sonido de su voz te transporta de inmediato a las sobremesas de finales de los '70 cuando antes o después del Telediario la pequeña pantalla te ofrecía un montón de posibilidades para el fin de semana.
" El afán del gatillo es muy grave, hay que sujetarlo " me dice mientras conversamos en el jardín de su casa. Y es que Fernando ha defendido siempre la caza y la pesca sostenible, con sentido conservacionista. "El gatillo no se debe oprimir nunca con el dedo, sino con la cabeza, y en la pesca tres cuartos de lo mismo". En sus reportajes siempre hay una llamada de atención para que no cometamos desmanes y respetemos el equilibrio natural de las cosas, sobre todo de las cosas de la naturaleza.
A pesar de que no había pisado un estudio se hizo pronto con el medio y se movió con desparpajo entre cámaras y focos. Sorprendió a todos con su conocimiento enciclopédico y con su manera de acercarse a la audiencia.
- La forma de expresarme quizá está ganada en los tribunales donde hay que convencer a una serie de señores muy serios de lo que tú pretendes explicar. Y puede que por ahí haya contribuido en algo a mejorar nuestro lenguaje porque lo que estoy viendo recientemente es que le pegan cada puntapié al diccionario y al lenguaje que hace llorar.
Todavía hoy mantiene intacto su afán didáctico y su necesidad permanente de transmitir el conocimiento que ha ido acumulando durante años y años de actividad en el campo. Y aún hoy se sorprende del poder de influencia que tiene la tele. " En una ocasión recomendé un cebo en el programa y al día siguiente había desaparecido de las armerías de Madrid".
Antes de despedirnos, Fernando nos enseña sus útiles de pesca, las cañas, los sedales, las cestas de mimbre y la nevera de mano. Lo tiene todo listo porque este fin de semana sale al campo. Tiene 74 años y las ganas y la afición de un chiquillo. carlos.ruscalleda@rtve.es |