Navegamos por el río de la música norteamericana, cuyas aguas no han dejado de sobrepasar su cauce original desde principios del siglo XX, calmando la sed de infinidad de estilos musicales y oídos ansiosos del resto del mundo. Ese río figurativo está relacionado con ríos verdaderos, como el Mississippi, el más grande del país, que nace en el estado de Minnesota y pasa por diez estados distintos para desembocar en Nueva Orleans, y el Hudson, que nace en el norte del estado de Nueva York y desemboca en la gran ciudad del mismo nombre. El gran río de la música de Estados Unidos pasa por muchos lugares -los montes Apalaches, la zona Piedmont, los estados de Mississippi, Tennessee, Arkansas, Tejas, y California, el ya mencionado Nueva York, y un largo etcétera-.
El propósito del programa De Mississippi a Nueva York es el de navegar por ese río musical, degustando canciones y músicas. Desde las más tradicionales y populares hasta las más científicas y sofisticadas. Desde las más tradicionales e improvisadas hasta las más intencionadas y meditadas. Nuestra sintonía es reflejo del fluir de las aguas de este río. Nace con un tema popular utilizado como canto de trabajo de presos y desemboca en una “art song” compuesta por Charles Martin Loeffler con texto de Edgar Allan Poe. Ambas canciones están dedicadas a mujeres, la primera canta a Rosie, de identidad desconocida, mientras la segunda alaba las bondades de la hermosa Elena de Troya. En definitiva, De Mississippi a Nueva York indaga sin prejuicios en la expresión musical norteamericana desde el campo a la ciudad, desde el Delta del Mississippi a las salas de concierto de Nueva York.