Concha Espina fue una escritora muy conocida en las primeras décadas del siglo XX. Aunque empezó escribiendo poesía, su fama le vino por novelas como “La esfinge maragata”, “El metal de los muertos”, “La rosa de los vientos” o “La niña de Luzmela”, que fue el libro que la dio a conocer. Sus novelas fueron traducidas a otros idiomas y la convirtieron en una especie de autora de best-sellers de la época.
Nacida en Santander en abril de 1869 dentro de una familia acomodada, Concha Espina, tuvo que luchar para conseguir una estabilidad económica ya que, primero, su padre se arruinó; y posteriormente, su marido, Ramón de la Serna, con el que se estableció en Chile después de la boda para atender su patrimonio familiar, tampoco tuvo suerte con los negocios. La escritora, que para entonces tenía cuarenta años, no se amilanó con la situación; se separó de su marido y decidió trasladarse a Madrid con sus cuatro hijos y su primera novela bajo el brazo, para emprender la aventura literaria.
Fue una de las primeras mujeres que consiguió vivir de la literatura: publicaba libros, colaboraba en periódicos y mantenía una tertulia literaria en Madrid. Sus relaciones sociales le ayudaron en su carrera, mientras que ser mujer, y separada, le impidió ingresar en la Real Academia Española y optar al Nobel, premio al que estuvo nominada en más de una ocasión. Las mujeres son las protagonistas de su obra, mujeres que se debaten siempre en una encrucijada entre lo que la sociedad les impone y lo que realmente desean.
Mujer moderna, decidida y trabajadora, recibió con agrado la República, que le permitió conseguir el divorcio de un marido del que llevaba más de veinte años separada. Pero, muy católica, terminó inclinándose hacia la Falange, por influencia de dos de sus hijos, y apuntándose a la Sección Femenina. Al terminar la Guerra Civil, Concha Espina tenía setenta años, se había quedado ciega y, aunque siguió escribiendo, lo mejor de su literatura había quedado atrás.
Después de una vida de éxitos, de haber viajado a América en tres ocasiones, conferencias en universidades y premios literarios, Concha Espina muere en Madrid en 1955, a los 86 años, y después el olvido cayó sobre ella. Un olvido que tiene que ver con un cambio en el gusto literario y con la posición política final de la escritora.
Para conocer a Concha Espina, Modesta Cruz ha entrevistado para Documentos RNE a dos estudiosos de su obra, los profesores Juan Carlos Ara Torralba y Cristina Fernández Gallo. También contamos con Belén Yuste y Sonia Rivas-Caballero, comisarias de la exposición “Mujeres Nobel” en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, y con la nieta de la escritora, la actriz Carmen Sainz de la Maza. Además, junto a fragmentos de sus obras, se muestra el testimonio de la propia autora hablando de una de sus novelas más emblemáticas, “El metal de los muertos”, y el de su hijo, Luis de la Serna.