El bosque habitado   Complicidad de la Tierra conla vida, el agua y los árboles 26/04/2020 58:32

Bienvenid@s a un bosque habitado por El Día de la Tierra, que está habitada por agua en sus tres cuartas partes. El Día de la Tierra en realidad debería celebrarse todos los días. El Día Internacional de la Madre Tierra se aprobó en la Asamblea General de la ONU en el año 2009 para generar conciencia mundial sobre la relación de interdependencia entre los seres humanos, seres vivos y medioambiente natural. Su origen no se dio en un momento en que la protección del medio ambiente fuera una prioridad en la agenda política, sin embargo, la gente ya comenzaba a indignarse por la poca acción en este sentido. Sin embargo, hoy sabemos que defender la Tierra es proteger a todas sus comuniones naturales.

Hoy nos habita un día, una era de la tierra donde los árboles, los matorrales y el agua son imprescindibles, en sus infinitos mutualismos, para toda vida bajo cualquier especie. Tres cuartas partes de la superficie terrestre están cubiertas por agua, lo que equivale a un área de más de 360 millones de kilómetros cuadrados.

Somos tierra pero también somos agua, eres agua en porcentajes tan elevados que te vamos a pedir eso, que para ser tierra te conviertas en agua, “Be water, my friend”. Porque aún es posible que los bosques vuelvan a atraer la lluvia, que la recojan y la almacenen en un suelo tan fértil y, que al liberarla, queden tan alimentados que nada nos falte a ninguno, a ningún ser vivo del planeta y sus alrededores. Arboles y agua: complicidad para la vida en la Tierra. Los árboles, los arbustos, los matorrales, toda la Comunidad Vegetal, como decía Félix Rodríguez de la Fuente es vital. Ni una planta menos, ni una gota menos…

Nos ayudan en esta defensa esencial los textos literarios y educativos en verde de Ignacio Abella, Martín Chico, Gustavo Duch, Stefano Mancuso y la Comunidad del Bosque. Y la música que retiene la vida y el agua para alimentar la tierra de Edward Sharpe and The Magnetic Zeros.

Y forma parte de la reposición del agua que necesitas.

Así que toma aire, hunde tus raíces de matorral o de árbol en la tierra enriquecida infinitamente por el humus necesario y regada por la gota retenida, porque estás entrando en territorio conmovido… ¡Arriba las ramas!

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