"Voces de la Vera" es un libro en el que Juan Villa da voz a personajes como el Tío Cardales, Tórtola Triana, Pedro Rompejierro y, sobre todo, Manuel Montero, el Guarda Mayor testigo desde finales de los 50 de los cambios que transformaron Doñana.
Entrevista de Manuel Pedraz a Juan Villa, para el programa Historias de papel, sobre “Voces de la Vera” (Editorial Comba), libro en el que da vida a los “últimos mohicanos” que presenciaron cómo la modernidad cambió radicalmente el último espacio silvestre de Europa, Doñana. Juan Villa, que es autor de una trilogía que se desarrolla en ese territorio, es uno de los mejores conocedores de Doñana y de los cambios que ha experimentado desde que las máquinas, las reforestaciones de eucaliptos o los arrozales empezaron a cambiar radicalmente el paisaje y la vida del último territorio europeo donde la Naturaleza todavía imponía su ley. En el libro da voz a personajes como el Tío Cardales, Tórtola Triana, Pedro Rompejierro, Cayetano el guarda del hato de La Algaida, pero sobre todo a Manuel Montero, el Guarda Mayor del Coto Doñana que fue testigo, a partir de finales de los años 50, de cómo un espacio privilegiado, silvestre, la última gran reserva natural de Europa, fue perdiendo sus esencias, también como consecuencia de la llegada de los biolos, como los lugareños llamaban a los biólogos, que consiguieron salvar aquel espacio, pero que también miraban con incredulidad a unas gentes que habían sido las únicas que a lo largo de los tiempos había conseguido sobrevivir en un territorio que imponía sus propias leyes (muy duras para la supervivencia del común de los humanos). Manuel Montero fue testigo en primera línea de cómo la tradición y la modernidad experimentaron en Doñana un particular choque de trenes.
Y después de leer “Voces de la Vera” (la Vera, por cierto, es una linde verde que atraviesa parte de Doñana y en torno a la que se arremolina la vida en la zona), es muy recomendable como lectura complementaria “Historia portátil de Doñana” (Editorial Niebla), que Juan Villa firma junto a Juan Francisco Ojeda y al pintor Daniel Bilbao, que realiza unas magníficas ilustraciones a lápiz en los dos libros.