Recuperamos la compostura con nuestros sinfoniones mastodónticos. Qué mejor manera de saludar el año que con renovación, transfiguración y resurrección. La Segunda Sinfonía de Mahler (1894) es un viaje desde esas sombras que siempre abrumaron su vida (la muerte de seis de sus hermanos, un padre abusivo) al glorioso “¡Resucitarás para volver a florecer!” del coro final. Mahler busca su respuesta a la eterna pregunta de si hay vida después de la muerte. El primer movimiento presenta el “tema de la amenaza”y el “tema del héroe durmiente” en uno de esos largos despliegues fúnebres suyos. Frente a ellos suena el “tema de la luz”. ¡Música del umbral! ¡De la frontera!… El 2º movimiento es un recuerdo ramplón de la felicidad del difunto. El 3º es un sarcasmo esperpéntico. El 4º es un rayo de esperanza. Y el 5º es el sublime momento de la Resurrección: se abren las tumbas, suena el tema del Dies Irae (pero épico), el “tema de la Resurrección”y el “tema de la duda” (O glaube, “Oh, créelo”). Y tras un dilatado desarrollo/combate, esos temas suenan glorificados por el coro y las cantantes solistas: “Resucitarás en un instante. Lo que ha latido, ¡habrá de llevarte a Dios!”. Jamás vimos a Mahler tan exultante ¿no?… Pues eso les deseamos.