Una de las bandas sonoras más memorables de la historia, para la película de Sergei Eisenstein Alexander Nevsky (1938). En aquellos días el temor de que Hitler invadiese Rusia era muy real, y por ello Stalin, entre purgas y masacres propias, favoreció esta película, en la que se cuenta la historia del príncipe Alexander Nevsky en 1242, y su victoria sobre los cruzados alemanes, los teutones, en la famosa Batalla del Hielo, sobre el lago Peipus. Prokofiev trabajó de igual a igual con Eisenstein, y nos hizo sentir el frío, el pavor, la inminencia de la muerte, la brutalidad, la ironía, el heroísmo, el amor, la sangre rusa y una suerte de triunfalismo existencial. Además se metió con Stravinsky: atención a la explicación que damos sobre el surrealista texto de los cruzados: "Peregrinus expectavi pedes meos in cymbalis... EST". Felices batallas heladas, amigos-as...