Emigró con 23 años a Nueva York sin apenas saber inglés, e inventó el aparato portátil de Rayos X.
Mónico Sánchez Moreno (1880-1961) tuvo una vida de película. Este manchego de origen humilde se convirtió en un ingeniero e inventor de renombre a fuerza de trabajo y tesón. Emigró con 23 años a Nueva York sin apenas saber inglés. Allí logró hacerse un hueco en el pujante mundo de la electricidad de la época. Su especialización en las aplicaciones eléctricas en medicina le capacitó para su gran invento: el aparato portátil de Rayos X y corrientes de alta frecuencia, utilizado en el frente de la Primera Guerra Mundial. Pero hubo mucho más, Mónico fue un emprendedor que también instaló una central eléctrica en su Piedrabuena natal, donde ni existía la electricidad. En este espacio se recorre su vida, sus principales pasajes y se le rinde un merecido homenaje. En esta época de dificultades, su figura resulta un verdadero ejemplo de superación ante las adversidades y una personalización de la vieja máxima de que "querer es poder".
Rosa Martín Latorre, departamento de Actividades del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología MUNCYT;
Isabel Estébanez Sánchez, nieta de Mónico Sánchez Moreno;
Juan Pablo Rozas Quintanilla, profesor de la Universidad de Castilla La Mancha, estudioso de la figura de Mónico Sánchez.