Ayer nos quedamos sin programa, pero hoy retomamos nuestra andadura recordando que mañana es el cumpleaños número 73 de Linda María Ronstadt. Decir que la voz de Linda Ronstadt es una de las más bellas de la historia de la música popular es algo trivial. Además, Linda se convirtió en una de las grandes matriarcas de la música popular gracias a su admirable versatilidad. Fue una de las grandes damas de la escena californiana del country rock partiendo de una humilde banda de folk como los Stone Poneys, un trío de folk formado cuando ella dejó la Universidad de su Arizona natal tras el primer trimestre para unirse al guitarrista Bob Kimmel, con quién ya había actuado junto a sus hermanos con el nombre de los Three Ronstadts en clubs locales, y a Kenny Edwards y marchar en 1964 a Los Angeles. Se convirtieron en habituales del Troubadour y consiguieron un contrato con Capitol, compañía con la que editaron el álbum The Stone Poneys en 1967, un disco orientado al folk que no tuvo ninguna repercusión. De hecho hasta la aparición de "Different Drum" al año siguiente casi nadie era capaz de reconocerlos.
A lo largo de su carrera, Linda Ronstadt ha cantado temas de todos los estilos musicales imaginables, desde country a opera y comedia musical, pasando por folk, rhythm'n'blues, rock'n'roll, pop o música latina. En todos los casos, su voz ha brillado tanto que se ha convertido en una de las vocalistas femeninas de mayor prestigio. Por eso hoy hemos querido anticiparnos a la celebración de su cumpleaños recordando un puñado infaltable de canciones a las que su voz, ahora perdida por un mal diagnóstico de su Parkinson, ha dado una significación distinta, extraordinaria, mágica, casi irrepetible.
La artista de Tucson ha sido una destacada activista en pro de los derechos humanos, la libertad de expresión y la defensa del medio ambiente. En alguno de sus conciertos ha visto como una parte de la audiencia abandona la sala debido a sus comentarios, casi siempre como introducción a uno de sus temas favoritos, “Desperado”, que ella cantó en su álbum Don’t Cry Now y que dio nombre al segundo de los Eagles.
En 1977, Linda Ronstadt llegaba al primer lugar de las listas de pop con el álbum Simple Dreams. Aquel octavo disco de estudio se convirtió en una de las más altas cotas de su carrera, vendiendo más de tres millones y medio de copias. Por entonces y dentro de las artistas femeninas tan solo Carole King con su álbum Tapestry había conseguido superar esa cifra. Aquel disco, además, fue el encargado de reemplazar del No.1 de las listas de pop al mítico Rumours de Fleetwood Mac tras 29 semanas en la cima. Pero también logró desplazar a Elvis Presley de la cabecera de las de country. Producido por Peter Asher, la fórmula fue sencilla: recoger algunas de las grandes canciones interpretadas por una de las voces más distinguidas de aquella generación que estaba arropada por los músicos más relevantes del momento, incluidos los Eagles. Cuando se lanzó a la aventura en solitario, comenzó a reclutar músicos del Troubadour para formar su propia banda de acompañamiento. Instrumentistas como Bernie Leadon, Glenn Frey, Don Henley y Randy Meisner pasan a ser sus nuevos compañeros, de tal forma que a su alrededor se estaban gestando los Eagles.
Desde que no puede cantar, Linda Ronstadt ha escrito una autobiografía titulada Simple Dreams: A Musical Memoir, en la que habla de su carrera artística pero no entra a profundizar sobre ciertos aspectos de su vida personal, como su largo romance con el gobernador de California Jerry Brown, ni hace referencia a su enfermedad. Es curioso que Linda nunca se casó. La artista se ha enfrentado a ciertas dificultades financieras cuando ha dejado de cantar. Linda Ronstadt ha logrado hasta 11 premios Grammy y un enorme éxito, pero no era compositora. Además, no ha lanzado ningún álbum desde 2006 y dejó de hacer conciertos en 2009.
Hoy, en el único programa de este fin de semana, Linda Ronstadt nos ha dado vida. La que nos faltó ayer.