Sinopsis
El pueblo vikingo sabía manejar tan bien los barcos y las armas como las noticias falsas. Laia San José narra la mentira que pergeñó Erik el Rojo en la sección “Fake News históricas” de “El Condensador de Fluzo” dedicado a la movilidad.
Erik el Rojo nació en Noruega hacia el año 950. Su padre fue acusado de asesinato y se instalaron en Islandia, donde Erik fue también condenado al exilio, lanzándose de nuevo al mar para acabar en Groenlandia. El vikingo exploró la zona durante tres años, y al volver a Islandia quiso convencer a los colonos islandeses de crear un asentamiento allí. Para lograr que lo siguieran, contó que había descubierto una tierra fabulosa a la que había llamado Groenlandia, que significa Tierra Verde, en contraposición a la “Tierra de Hielo” que daba nombre a Islandia.
En verano del año 985, 25 barcos zarparon a Groenlandia cargados de gente, ganado y provisiones, de los que solo llegaron 14. Los tripulantes construyeron dos asentamientos: Eystribyggð, en la parte oriental, y Vestribyggð, en la zona occidental. Durante un tiempo, los asentamientos prosperaron y llegaron a albergar alrededor de 3.000 personas, pero una epidemia acabó con gran parte de la población, incluido Erik. El resto sobrevivió hasta el siglo XV. Con el descenso de las temperaturas de la llamada Pequeña Edad del Hielo, la vida en Groenlandia se hizo imposible, suponiendo el fin del asentamiento en Groenlandia.
Los vikingos, más que artífices de bulos, han sido víctimas de ellos. Sin ir más lejos, el pueblo vikingo no llevaba cuernos en los cascos. Esta idea surge de la literatura nórdica medieval del siglo XIX, que consideró que los cuernos otorgaban un halo brutal y romántico a la vez. Por otro lado, la sociedad vikinga no era tan brutal, salvaje ni sucia como se ha hecho creer: sus rutinas higiénicas estaban muy avanzadas para la época. Se bañaban y cambiaban la ropa una vez a la semana y se aseaban todos los días. Si quieres saber más, ¡no te pierdas la sección completa en RTVE A La Carta!
