Con la Recopa de París en 1995 se puso el punto final a una excelente generación de futbolistas, los 'zaramágicos'. En la temporada 99/00 con Txetxu Rojo en el banquillo acariciaron el título de Liga que se les escapó en Valencia.
La siguiente temporada inauguró el banquillo Juan Manuel Lillo que lo dejó después de un traspiés en la Copa de la Uefa, para apagar el fuego se convocó al 'bombero mayor del reino', Luis Costa, un hombre de la casa que logró evitar el descenso en la última jornada ante el esplendoroso Celta de Víctor Fernández, a ambos equipos les bastó el empate para satisfacer sus necesidades, las de mantenerse para los maños y las de jugar la UEFA para los gallegos. Dos semanas más tarde se volvieron a encontrar en la Final de la Copa del Rey, aquel 30 de junio de 2001 Sevilla tuvo un color especial: el azul y blanco del Real Zaragoza Campeón.
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