El Guardia Civil Félix de Diego, natural de Fuentecén (Burgos), de 47 años, casado y padre de cinco hijos, fue testigo de excepción del primer asesinato de ETA el 7 de junio de 1968 contra José Pardines Arcay., su compañero en la patrulla de Tráfico. Once años después, el 31 de enero de 1979, él también fue asesinado. De Diego había causado baja en el cuerpo a raíz de un accidente de circulación y trabajaba en un bar propiedad de su familia. Precisamente allí fue localizado por dos terroristas que entraron y le dispararon en el corazón, el vientre y la pierna izquierda. Ingresó cadáver en el hospital de la Cruz Roja de Irún.
El octubre de 1981 se condenó por este asesinato al sacerdote capuchino Fernando Arburúa Iparraguirre y a Manuel María Ostolaza Alcocer a 26 años, 8 meses y 1 día de reclusión mayor; y a Luis María de Marcos Olaizola, por asesinato en grado de conspiración, a 8 años de prisión mayor. La sentencia incluía el pago de una indemnización económica a los herederos de la víctima.
Véase también José Pardines Arcay.