El general de brigada Lorenzo González-Vallés Sánchez, de 59 años, era de Ceuta. Estaba casado con Josefina Seco y tenían cinco hijos. Uno de ellos era teniente de Ingenieros y estaba destinado en San Sebastián en el momento del atentado, otros dos eran periodistas y los demás estaban estudiando. Había sido destinado a San Sebastián como gobernador militar hacía pocos meses. González-Vallés ingresó como voluntario en la Marina para prestar sus servicios en el buque Almirante Cervera. Después hizo los cursos de alférez provisional e ingresó en la Academia de Transformación de Infantería. Formó parte de la División Azul. Su vida militar transcurrió en las guarniciones de Melilla, A Coruña, Lanzarote, Cáceres, Barcelona y Lleida.
El general González-Vallés y su mujer, Josefina, tenían la costumbre de salir a pasear por la playa de La Concha los días festivos. El domingo 23 de septiembre, a media mañana, salieron de su casa en el Gobierno Militar junto a uno de sus hijos para dar un paseo e ir a misa. Poco después de salir, cuando su hijo se había alejado un poco, González-Vallés se paró junto a una barandilla de La Concha. Dos terroristas se le acercaron y le dispararon en la sien. No tuvo tiempo de reaccionar y cayó al suelo muriendo en el acto. Los dos terroristas se dieron a la fuga por un callejón donde les esperaba otra persona en un coche robado.
Josefina estuvo un rato abrazada a su marido, ya sin vida, hasta que llegó su hijo.
La mayoría de las fuerzas políticas democráticas interpretaron el asesinato como un intento por parte de los terroristas de provocar la interferencia de las Fuerzas Armadas en el proceso de democratización que estaba viviendo el país.